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social. Mas de una h(grima se ha escapado en
el acto solemne de la estremauncion, mas de un
corazon ha sentido la emocion del dolor, al ver
el aparato sencillísimo pero magcstuoso, en que
se han anunciado los últimos momentos del
ilustre ciudadano.
No tengo la pretens ion de ofrecer un cuadro
descriptivo·que contenga todas las escenas de
la foncion religiosa; pero diré
sencill~1.nente
lo
que he visto, para que al fin quede consignado
en el papel, como uno de los episodios que mas
tarde se encargará de animar la pluma de algn–
no de nuestros inteligentes escritores.
La presencia del venerable padre Gual en
esta villa, de ese ap6stol que parece el ángel
del consuelo por su humildad
y
·por su pala–
bra dulce
y
elocuente, dejó comprender
á
to–
dos
que~.
E. se disponia para recibir los auxi–
lios espirituales, que preparan al cristiano su
viaje eterno. Se habló qne le administrarían la
Eucaristía
y
el Viático, pero no se dijo
á
qué
hora. Esta ha sido la circunstancia feliz, para
que la ceremonia tuviese la mayor solemnidad
posible, porque no habiéndose preparado nada
--con anticipacion, todo ha sido obra del senti–
miento
y
de las impresiones del momento. Así,
ha bastado el tañido de la campanilla manual
con quesean.uncia
á
Nuestro Amo, para que de
todas partes afluya al templo un numeroso gen–
tío,
como movido por un secreto impulso. Del
hotel, que es el centro de la reunion general, de
las casas particulares, de la plaza
y
de todas
par~
tes, han concurrido
á
la iglesia cuantas personas
~ron
el espresivo sonido de la campana,
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