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Apéndices.
Luég,o, el miércoles de mañana
á
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dias del mes de se–
tiembre, andaba la cibdad muy alborotada, y mandó tocar
el arma; y salen los oidores con alguna gente, aunque no
mucha, y júntaseles una bandera, y mandaron pregonar
que todos favoreciesen. á V. M. y
á
su audiencia real;
y
sa–
len á la plaza con este -pregon, y van hácia la gente del
virey, que estaba cerca de su posada, y al tiempo de
encontrarse, alzaron todos las picas y los arcabuceros ti–
ran por alto' y pásase toda la gente á la parte de los oidores,
porque todos no deseaban sino verse fuera de la sujecion
del virey. Y entra la gente en casa del virey,
y
prén–
denlo, sin morir nadie ni ser herido ni derramarse gota
de sangre, con tanta gracia del pueblo y pacificacion, que
yo creí para mí que debiera ser cosa tramada y concertada
entre ellos; ó ello fué milagro, ó yo no lo entiendo; que
prendiesen á un virey, teniendo tanta gente
y
que ningun ·
peligro hubiese; no lo alcanzo. Y el preso entregáronlo á
los oidores y lleváronlo preso
á
casa de un oidor, y de allí
lo llevaron preso á una isla que está junto al puerto, hasta
que lo enviaron en un navío preso allá á España.
Yo creo que si se diera batalla, que á él lo mataran y
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hobiera muchas muertes
y
la tierra quedaba perdida y en
peligro de perdella V. M., al dicho de todos; y por estas
cosas les debiera de parecer
á
los oidores que era ménos
inconveniente hacerse cómo se hizo, que no que viniera
tanto mal como se esperaba. No sé, ellos darán cuenta
á V. M. dello; lo que yo he alcanzado á conocer
y
lo que
yo he visto de la gente desta tierra es, que todos están muy
mal con el virey
y
es mal quisto de todos,
y
ántes se de–
jarán hacer pedazos, que no ser gobernados por él; y bien
ha parecido por las obras. Y la culpá de todo ello el mis–
mo virey la tiene, porque no se ha sabido gobernar; por–
que si él entrara por esta tierra d¡simulando
y
mirando lo
bueno y lo malo que en ella habia hasta llegar
á
esta cib–
dad
y
que fuera rescibido en toda la tierra y pusiera las
justicias y oficiales de su mano
y
se apoderara primero
~n
la tierra, él hiciera despues todo cuanto quisiera
y
((Xecu–
tara las leyes al pié de la letra, sin que nadie fuera parte
para enojalle; mas no quiso tomar ni admitir ningund