Apéndices.
quedar el audienc,ia por muchas razones que alegaron
oficiales, regídoreey, capitanes y perlados, con qmen se
.
,
comunico.
48 Mas como el virey habia resuelto embarcarse y
llevar oidores y oficiales de audiencia con sus casas
y
á
todos los vecinos y matar
á
quien lo resistiese
y
que su
hermano Vela Nuñez siguiese por tierra con los soldados
talándola, porque Pizarro no pudiese ir tras él; refutó y no
admitió el acuerdo de la mayor parte y no quiso se escri–
biese, diciendo que quería aguardar en Lima para, asegu–
rar
á
todos los dichos no pensasen que los queria em–
barcar.
48
(sic)
Quedó acordado pa'ra deliberar en caso tan
grave , juntar con presidente y oidores los obispos d.e
Cuzco y Quito qµe en la ciudad
e~taban,
los oficiales y
algunos de cabildo, y como los oidores publicaban con–
venir no saliese el audiencia, aco.rdó mudar propósito, y
juntó sus capitanes y gente de guerra con quienes con–
sultó sin intervencion de oidores ni otros.
50
Los mismos
capita~es
acordaron que aunque el
vire
y
se fuese, debia quedar el audiencia, conservando la
tierra en nombre de S. M.
5
1
Sin
émb~rgo,
el virey resolvió llevarse el sello y
audiencia
y
oficiales con todas sus casas
y
las de muchos
veci_nos con sus mujeres
é
hiJos, caballos, herraje, etc.;
hizo el martes
16
de Setiembre en la noche apercibir los
soldados por medio de Vela Nuñez, alagándolos con el
saco de cuantos se opusiesen. En efecto, el
17,
al alba,
se tocó al arma por parte del virey,
á
su puerta, con voz
de: «¡Saco, saco! > Acudieron los oidores
y
estorbaron el
saco y vieron al viréy
á
la puerta del audiencia, do po–
saba, armado con tres banderas. No osaron. irle
á
hablar,
porque les avisaron que los mataria, peto le enviaron al
chantre y otros religiosos y clérigos que le suplicasen que
no permities.e la perdicion de la ciudad
y
reino, se em–
barcase si queria
é
los dejase y
á
los vecinos con sus .ha–
ciendas. No quiso condescender, alteróse mucha gente
y
quisieron dar contra el virey y sus soldados , sino fuera
por los oidores que mandaron, pena de muerte, que nadie