294
Libro segundo
y poderosos quando le ofrecieron Dios no
obliga~
lo imposible.
sus tesoros-(a). Pues
tú,.
que tie-
Para persuadir esto
no
me pa•
nes bastante hacienda,, da
limos-
rece
hay
necesidad de mas pala· .
na
á
los pobres; porque dándola bras que de aquellas que
S.
Gre–
á
ellos, la recibe Christo..
Y
ten gorio escribe
á
un
Caballero, di–
por cierto que en el cielo (donde ciendo(b): Acuérdate, señor,
que
ha de ser tu perpetua morada) te las riquezas: mal habidas han de
está guardado
lo
que ahora les quedar acá ;
y
el
pecado que hi •
dieres :. mas si en esta tierra es- cieres en· haberlas asi , ha
de
ir
condieres tus tesoros, no esperes contigo allá.
i
Pues qué mayor
hallar nada donde nada pusiste. locura que quedarse acá el pro·
fPues cómo se llamarán bienes v·echo,
y
llevar contigo- el daño;
del hombre los que no puede
y
dexar á otro el gusto,
y
tom1r
11evar consigo; antes _los pierde para ti el tormento;
y
obligarte
contra su
voluntad~
Mas por el á penar en la otra vida por lo que
contrario los bienes espirituales otros hayan de lograr en éstai -
son verdaderamente bienes,
pues
Y demás
de esto, tqué mayor
no
desamparan
á su
dueño
aun
desatino
q.uetener en
mas tu!
en su muerte; ni nadie se los cosas que
á
ti mesmo;
y
padecer
puede
quitar, si él o q isiere.
detri~ento
en el ánima por no
§.
l.
pa eeerlo en la. hacienda;
y
po–
ner
el
cuerpo al golpe de la espa·
da,por
no
recibirlo
en
la
capa~
Y
Q,ue no debe mtdre
·retener
lo
allende de
esto,
iqué taa cerca
agg_no.
est'
de parecer áJudasel qu;
p~
A
cerca de este pecado' con–
viene avisar del peligro que
hay en retener lo ageno. Para lo
qual
es
de saber que no
solo
es
-pecado tomar
lo ageoo ,
sino
tambien retenerlo contra volun·
tad de cuyo es. Y no basta que
tenga
el
hombre
propósito de
restituir
adelante ~
si luego puede;
porque no solo tieae
obligadon
á
re~tit uir,
sino tambien
á..
luego
r. stitu1r: ver d<i d es que si no pu–
diese
luego,
ó
del todo no
pudie–
se, por baber ve
ido
á gran
po–
br ·z· ; en
t al
caso no serfa obli–
ga o
á
no
ni
á
otro ;
porque
un
poco de dinero vende la
JUSC!–
cia,
Ja
gracia,
y
su
~sma
_áat·
ma(c}? Y finalmente
sa
es ctert<>
(como lo es) que
á
la hora de la
muerte has de restituir, s.i te has
de salvar, ;.qué mayor locura que
habiendo
en cabo de pagar lo
que debes , querer estar de aquí
allá en pecado,
y
acostarte en
pecado,
y
levantarte ea
pecado,
y
confesar
y
comulgar en
peca–
do ,
y
perder todo lo que pierde
el
que está en
pecado,
que
vale
mas que todo el
inte~ese ~~l
muod.o
~
No parece que uene
JUl·
c jo de hombre el que pasa por
tan grandes males.
Tra–
(a)
L uc.
2.
Matth.
i.
(b)
Ep. ad Justin. c.
2.
(e)
Mattb.
26.