'236
·
·
Libro
primero
pedor
de
lo
ageno,
y en
lo veda ·
los
hombres
al infierno; esperan
do quieres entrar. E<ipera e'n el do
mal
€n
la
vida,
9
d sesperan·
Se.ñor,
dice
David
(a),
y
haz
bue·
do
peor en
la
muerte. Así que,
nas obras. Y
e.o
otro lugar (b): hermano tnfo,
déxate ·
esas pr.e–
Sacri ficad (dice él)
sacrificio
de
sun
uosas confianzas,
y
acuérda–
jiJ.~ ticía,
y
esperad
en
el
Señor~
te
que hay
en
Dios
mjsericordfa–
Esta es buena manera de
espe-
y
justicia; por donde asi
como
rar;
y
no, ñaciéndote truhan
de
pones los
ojos
en la
mi~ericordia
la divina mi!'ericorUia,
pene
ve·
para
esperar, así tambien
)<,s
de–
rar
en pecado ,
y
peusar
de
ir
al
bes
po1Jer
en la jusricia para te·
Paraíso. El buen esperar es apar
m~r
.
.Porque (como dice
muy
tándote de las malas obras ,
y
bien
S. Bernardo)
dos. pies
tie,11e
llamando
á
Dios:
mas
si obstí·
Dios,
uno de misericordia,
y
otro
nada
mente
pe r ~everas
en.
ella~,
de
ju.sticia.;
y
nadie debe
abn1zar
no es t'sperar, sino presutnll': no el uoo sih
el
otro;
porqu_e
lajtJs-
-es espe-r .i r,
y
esperando
~erc ccr,
ticia sola sin misericordia no
nos
rniseric
rdia
~
sino ofend1end0
á haga
temer tanto, que
desespe-
·1a mi-serkordia, hacerse indigno
reinos;
ni la misericordia sola sin
' de
ella.
Porque asi como la
Igle..
la justicia nos haga
presumir
y
sia no vale al que
<;:
ufudo en esperar
tanto,
que perseveremos
ella , sale de eUá
á
hacer mal.; en. el mal vivir.
·
asi es justQ .que
no
valga 1 mi e-
rieordia
de
Dios
al
..qu se
fovo.
CA
P I T U L
0
XXVII.
rece
de ella para
el
mal.
Esto ·habian de
considerar
los
dispensadores de
la paJabra
de
Dios ; los 9uales
muc~as
veces,
no mirand(., cQn quiéa hablíln,
dan ocasion
á los malos
para per–
severar
en sus males.
Debrian
mirar,
que
asi
como
á
los
cuer–
pos ent't-rmos el que mas les da
de
comer , mas los daña ; así
á
las
ánimas obsli
adas
t11
pecados
el
que mas las
sustenta
con
esta
ma:oera Je confianza, ·mas moti –
vo les da
para
continuar la mala
vida.
Finalmente
acabo esta
materia
con aquella ,.-Prudente
sen.c~icia
ele
S.
Aguslin ;
el
qual
dice que
esperando y
dese~pera.D4o, va~
Contra los que se excusan dicien·
do que es áspero
y
dificultoso el
cammo de la virtud.
O
Tra
excusa suelen ·alegar en
su favor los
hombres del
mundo para
desamparar
la vir·
tud ,
diciendo que ·es áspera
y
di~cultcsa.;
au-oque esta aspereza
pien
cococen que no uace de ella
(pues
e-orno
amiga
de
la
razon es
muy
conforme
á
la oattilrakza de
la ériatura racional), sino de la
mala
inclioadon
de nuestra car–
ne
y
apetito; la qual nos
vino
por
el
pecado. Por lQ qual dLxo el
Apóstol (e) que la carne codicia·
ba
contra el espíritu,
y.
el
espíri •
tu
(a)
Ps.~
36.
(b)
lb.
4•
(e)
Galat.
S•
I