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de Ja Exhortacion
á
la l/irt;;d,
z3
s
todo eso habla contigo, v
co11
los tales
como
tú.
?-Pues
qué ce·
gued :1 d
es la
tuya.,
que no
ten.~
§.
III.
Conclusion de todo lo dicho.
.
g1s miedo de las amenazas que
h a blan
contigo ,
y
comes
grande
contentamiemo
con las
p.J labras·
que ·no dicen
á
tí ?
T
ma la parte
que re
cab ~
,
y
dexa al
justo su
hacienda.
Para
ti
e~
la
ira:
teme.
Para
el ju
lo ·
el amor
y
la
b·eu•
querencia: alégrese.
iQuiér ...
sfo
ver?
Mira q
ie-
dice David
(b):
C
Onduyamos
pue'i esta mate–
ria con
aquel deseo g'.a ño que
el E'>píritu
.SaDto nos
da por el
Eclesiástico , dicie.odo (a): Del
pecado perdonado no dexes de
tener temor;
y
no digas: Mi eri–
c@rdioso es el Señor: no se acor–
dará de
la
muchedumbre de ·mis
pecadm.
Porque
su misericordia
y
su
ira
e~tán
muy
cerca;
y
su
ira tiene los ojos
puesto~
sobre los
pecadores.
Dime , ruégo"te , si de
los pecados
ya
perdonados nos
manda tener
tt~mor
; icómo
tú
no temes , añadiendo cada dia
pecados á
pecados~
Y
11ota
bien
aquella palabra que dice que la
ira diviná mira 4
lo~
Recádores;
porque
de esa
p
nde -el entendi·
miento de esta m.itd'la. P ra lo
qual has de saber que auaque la
misericordia de Dios se
exri~nda
á
justos
y
pecadores ,
y
á
todos
.alcance su parte, conservando á
los
unos,
y
llamando
y
esperan -
do á los otros; pero con todo
eso aquellos
grandes.
favores que
promete Dios en &us Escrituras,
señaladamente
pertenecen
-á
los
justos; los quales asi como
guardan
fielmente
las
leyes de
Dios, asiles guarda él fi elmen–
te
su
palabra ,
y
les ·es
verdadero
Padre, como ellos le son obe–
dientes hijos. Y par el contrario
q~~ntó
lees de amenazas
y
mal–
d1c1ones
y
rigores
de
justicias,
Los ojos áel Señor están
so~re
los
justos ,
y
Sll 5
oUos
sobre
las
oracioa~
de
ellos.
Mas su rostro.
airado esrá sobre los m
dos,.
~a
ra destruir dt! la
ti r.: rra
la nemo.
ria
de ellos. Y en el
li
ro d::!
Es–
_dras hallarás escritas estas pala-
bras (e):
L1
ID 100
del Seiiar
(qlle es su
proúd·~nch p,n~rnd)
está
puesta
sobtl!
aqu ·~ Hos
que deverdad lo buscan ; m
1s
su
irn.pe·rio,
y
su
fortalt!za
y su
furor,
cv.n·
tra todos los que lo
desamp~iran.
Pues sí esto es a'>i;
tú,
misera ..
ble, que perseveras .ea pecado,
iCÓmo
andas
e11ga.ñado
~
i
córn<>
cm.zas
los
brazos ~
icó·no truecas ·
las
cartas~
No dice
á
ti ese
so–
breescrito. No habla contigo
ea
ese estado de
ira
y
de
enemis–
tad
la
dulzura del amor
y
de
l~
bienquerencia divina. E sa parte
es de
J
acob : no
pertenece
'
Esaú.
Esa
suerte es de los
bueno¡:
tú,
que eres malo ,
i
qué tiene»
que ver
con
ella·~
Dexa de serlo,
y
será
tuya.
Ocxa
de serlo ,
y
hablará contigo la benevolencia
y
la providencia paternal de Dios.
Entret.aoto tirano eres,
y
usur..
Gg·IZ
pa..
(a)
Eccl.
5.
(b)
Ps.
33.
(e)
1.
Esdr.
8.