'de
la
CCJmpalíia
aeJefus.
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dia
de
viage con un poco
de
agua
turbia, nos te·
netnos
por felices ,
y
nos parece excelente. Nos
{orprehendio
una
vez
la
noche
en
un bofquc ,
fin
hav r tornado un
bo,ado
en
todo
el
dia.
Nosecha–
tnos
debaxo
de
un
arbol , para totnar
algun
dcf–
canfo , con la previa diligencia de encender ltu
1-
bre
para
efpantar
a
los
Tygres,
los
Oífos ,
y
last
otras befrias feroces.Por dcfgracia fe
apago
la lumbre
durante nuefiro fueño ,
y
de repente nos
defperta~
ron
los
al~ridos
tert:ibles
de un
Tygre ,
que fe
acercab •
El
ruido
que
hicimos,
y
la
grande
ho4l
guera que
encendimos , prontamente
le
apartaron~
pero no
tendreis dificultad
de
creer ,
que
en
lo
de~
~as
de la
noche
no
nos fue _pofsible pegar los
OJOSA
Tiene
Dios
particular
providencia
de
los
Mif~
fioneros
~
los
preferva de
las garras
del
Tygre ,
Y,
de
la
picadura de
las
ferpientes ,
qu·e Con
aqui
mu~
chifsi inas. Muchas experiencias
tengo de ello.
Una vez , azia medio dia , fumamente fatigado
d~
una
m~u·cha
trabajofa,
n1e
eche debaxo
de
un arbol,
y
me
q
ede
dorn1ido. Poco
defpues
defperte
co11
el ruido extraordinario que hacia
un
pa
j,
ro,
que
peleaba
en el arbol con
una ferpiente.
Eíl:a ,
pre~
cifada a
huir ' baxa
del arbol '
y
fe arroja
azia
ffit:(
el movimiento
que
hice al
levantarme ,
impidi~
que me alcanzaífe. Tenia quatro pies de largo,
y
era enteramente verde.
Efra
efpecie de ferpien-:
t ns
,
por lo colnun , fe tnantienen fobre los arboles,
y
fe arrojan
a
los
ojos
de los viageros
que
aco–
meten.
Otra vez
falto
muy
poco, para
que
me
rno1·–
dieffi
una
culebra , que fe havia enrrado
en
mi
quarto
~
fin
que ¡a
:v~eífe.
El
movimiento
que hizo
J2
de