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POR
MANUEL
M.
· SAL.A ZAR.
139
.po't'
~U'S
deRor-denes
y
vida
Hcenci@sa.
un
grito de indigrración se efovó en Ja
cristia:n–
dad
con.tra
tanto~
crime.nes,
y,el Papa ·J;n·edi·
có ttna eruzada. El
numeros©
ejército crnza,–
c10
mandado per Simón de
~oní0Ft
marché
eontra
los
AlvijensoR;
y
después de
algtit–
no~
tt·h1nfos
puso
sitio
á
la
cüúla.d
d~
Be–
ziers, su último asilo, que fué tomada.
á
pe~
sar de Q:na
~néirgica
resistencia,
mancha.n –
<lo los cru:.r.aidos
Rll
triunfo con
las
1n~yo:ees
crueldades:
veinte mil personas, sin distin–
ción
de edad,
ni sexo.
fiue1r<n1
asesinadaB
al
sonde la.s
campaua~;
siet.e
míl
que
se hahian
1
Fe:fhgiado en
t
ID{ll0
~tle
@J;l
~uemados,
y
los
C3·]í>Ítan
e
ian
a
sus
soldados:
''Mai-
tadlos
~
todos, atad qué Dios sab:rá. "'one–
cer
los
que .so
u_yo::s;'· .
lnocencio
lll
ma–
nifestó
gr~
·
pe~ar
al saber las .m·Beldaides
qi:rn-se
ha:bia,D
e@metid.6
en esta
sangrienta.
gnerra:-
El tribunal de la
lnqni~ición.-Un:i
de
las
eon~liei(}D0S
que
~e iru~uso
á
l\05
Aliv,i.
jenses al eoncedetFles la paz
f'lilié
la .eJ:tir–
pación de la
'.hter~jría.
Oon' este @ibjebo
~e··,
dispuso en el Concilio de Verona
·~'~rne
los
obispos nombrarían
en cada parroquia. un
8acerdote
cou dos
6
tre~
leg())S
<!J.tle
jtu-arían
·
bae~r
pesq11izas p·ara
des~u
brir
á
los
iliere–
jes
y
entregarlos
íi,
los
magitrad@s
civiles
para
q111e
lo~
juzgasen" (1184). Tal es el
orígen
del
Tribunal
de
la
Inqnisü~ión
que
en un
principio
estuvo muy
dj'1tante de
los