G
!NE.R.AL-. .
37·7 . ,
,
eros qtté ·babia
introducido .
la desgracia de
Siglo
IS
tiempos. Viéropse
florecer
en
l;ls·
dos XVIIw
1rde·nes
del
Clero la ,
ciencia
~
la
piedad,
la
.,licacion
al
estudio
y
á
ia
or~cion - ,
la
ca-
·i~ad
;
el desinteres,
la
modestia,
y
tódas '
~s
calidades
del alma
y
a~I
co_razon
que
rtnvienen
á
los Ministros del
alt~r.
Luis
XIY
.iempre miró
como
una de
sus
pritneras
obli-
;aciones
la de
no
dar
á
las
Iglesias
sino
Pas- -
¡eres
en quien concurriesen con
la
virtud
~s
luces
y
el
talento.
·No le
hubieran
incli-–
•ado
algunas veces
la
ambh:ion .
y
la
po-lí–
nea'
el
favor
y
la importunidad
á
algunos
ntmbramientos
que no
hubiera hecho ,
si
tnsultara solamente con su conciencia; por•
~ue
todas las veces
que su eleccion
no
se
dirigi6
por los Cortesanos ,
atendi,6
á
la
ven–
taja de
la
religion
y
al honor del Episcopa•
·le. Y
así
nunca cont6 la
Iglesi~
de
Fran-–
cia,
tan
célebre en
todos
tiempos
por
el mé–
rir
.y
la
sar1tidad de sus Pastores ,
mayor
número de
Prelados
sa~hios
,'
telosos
y
vir-··
/tuasos
que " en el reynado de este
Prín~i
pe:
porque
además
de
los -que
d examos
re- ·
f~ridos
,
podriamos
nombrar
aquí
con jus• ·
tGs
elogios otros
muchos, cuya
memoria se•
á
bendecida siempre en
las
Di6~esis
que
obernáron , como
los
Ga-ult
en
Marsell~,
..
)S
Vialart
en
Chalons
sobre el
Marne ,
los
villon en Alet,
·los
~
'- Elbena e.n Orleáns,
-
.
los
-
.
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