Siglo
XVII.
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HISTORIA ECLESIASTICA'
vamente ·unó despues de otro , sin
quedar
desocupado el quarto
jamas. Un di a
reci.
bia
á
un hombre todo lleno de Úlceras,
otro
clia una
muger carcomida
de un horrores
cáncer ,
y
·á
otros muchos acometidos
de
di versos males incura bies ;
y
mu
y
rara
vez
dexa ba
á
otros el ·cuidado de curarlos ,
de
hacerles
la
cama , de disponerles
el
alirnen..
to ·
y
de
velarlos. Preciso . era que
tuviesq
otras obligaciones absolutamente
indispensa..
bies que cumplir , quando descuidaba
d~
éstas en
alguno de su ' casa. Estas
pobres
gentes no aca.bahan de admi-rarse de
que
una Señora tan distinguida por su
nacimien..
to
y
delicada se
baxase
hasta
servirlos en
cosas que hombres como ellos las
hubie..
ran rehusado , · porque no se
espantaba del
horrible hedor que exhalaban los
enfermos,
ni de otras incomodidades que allí se
se..
g uian. Exhortábalos
á
que
hiciesen
buen uso
de la que padecian ,
y
á
que
se santificasen
con las dos pruebas
del
dolor
y
de la
po·
breza que Dios les enviaba ,
uniéndose
á
Jesu-Chri sto que
se
ha hecho pob:re
y
su•l
frido por nuestro amor : les procuraba
tü"" j
dos
los socorros espirituales ,
y
quando
es•
ta b.1n
cerca de su fin
· no
los
desamparaba, .
y
d es,p ues de
muértos los
amortajaba ,
sin
emba~go
d e todo
lo
que horrorizan se¡ne""
jantes . o bj etos
á
los sentidos. ,