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HISTORIA ECLESIAS'l.ÍCA
Siglo pero se ve muy claramente la pérdida q ·
XVII.
tuviéron en ello. Parece pues
que se
hu
hieran re1nediado estos inconvenientes ,
y
se
hubiera hecho un grande servicio
á
la Re·
ligion; si en lugar de arrojarse
á
este
mar
de dificultades , de discursos
y ·
disputa!,
que
nada aclaráron hasta ahora , ni aclar
rán jamas ; se hubieran a tenido
á
la decision
de
la
Iglesia explicada con tanta puntuali–
dad
y
pureza en los ocho Cánones
famo•
sos
del segundo Concilio
de
Orange , cele"'
brado en
52
9
:
y
si para evitar discusiones
siempre ofensivas de la paz , se hubiera pues·
to entredicho
á
los directores de las escue–
las ,
y
á
los que acuden
á
ellas ,
á
qualquie·
ra
sistema que
se dirigiese
á
procurarnos
luces que no
ha
y
en
la Iglesia gobernada
por el
Espíritu Santo ,
y
que bebe sus
de–
finiciones en las fuentes mas cristalinas.
Es·
tas
reflexíones parece que esran tanto mejDJ
fundadas ,
quanto en las materias dificile!
de que se trata , no se han
separado
de
error las opiniones permitidas sino por co
loridos delicados
y
casi imperceptibles.
n,
lo qual se
sigue
que los defensores de ur
sistem:t
acusan abiertamente de hereges
á
Jo
partidarios del si stema opuesto ;
y
que
s
en
el curso
de
la disputa
interviene
un jui
cio de la
If?;lesia ,
aquellos cuya opin.ioJ
queda condenada , !a sostienen todavía des·
puc