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lo dirige, grande por la materia tan de vuestro
agrado que encierm. A vos como el mas feliz
Escritor del Patriarca de los Misioneros Minoritas,
se deben consagrar estos desvelos que se dirigen
á
sacar del olvido las fatigas de los que gloriosa–
mente imitaron el celo de su santísimo padre,
procurando la salvacion de los infieles de estas
montañas hasta rubricar con la sangre de sus ve–
nas las verdades .de nuestra santa fé católica.
A
vos,
y
no
á
otro Mecenas se debe; porque¿ quién
mas que vos deseó con vivas ansias la conversion
de las almas? ¿Quién practicó mas di! igencias,
dió mas documentos
y
reglas
á
fin de estender por
el orbe las verdades del santo Evangelio
?
No
salísteis personalmente
á
convertir las naciones
estrañas, porque la religion propia
y
la universal
Iglesia necesitó vuestra asistencia; pero habeis
caminado mediante vuestros prodigiosos escritos
las provincias todas del mundo. Estos predican
á
los fieles, atraen
á
los gentiles
y
herejes;
y
cuan–
tos leen vuestras obras se abrasan en amor de
Dios
y
de Jesucristo que allí conocen. En ellos
hallan los ministros evangélicos luz á sus dudas,
norte en sus peregrinaciones,
y
descanso en sus
fatigas para tolerarlas alegremente animados de
h
cnridnd
que en
ellos
se
comunica.