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1v -
la
estatua
eú
proporción al
número ae los que
in.
tentaban aargarla. Alguien propuso entonces Ue.
nrls
nó al templo siuo
á
1111
porterra,
y
en el acto
l!e ejecutó con suma faoi.lidad. ,
La reunión de tan prodigicsa11 circunstancias no
podía dejar de conmover hond2mente al católico
pueblo de Quito, é innumerable concurso acudió
á
ar:wdillarse ante la eagrada imágen.
Los milagro¡¡
y
los
f~vores
del cielo,
obtenidos
por intermedio del Señor de
la Bnenll
Eapera.nz,,
respondieron desde el primer día
á
l
adevota
fé
del pn&blo
y
se multiplicaron he.ata
el
punto de
aonvertír la pol'tería,del convento de 811n Agustín
en el más célebre, frecuentado
y
rioo santuario del
Eoudor.
Entre las galas aon qne la piedad adornó la ve·
nerada estatua, mencionemos solo las sandalias
de
oro macizo
y
piedras preoío&as, por haber dado
lngu
á
un notabilísimo mi1agro qne aumentó so–
bremanera el renombre del Sañor de la Baena Es–
peranza.
Y
tan notu.ble faé
est<~
milagr:> que desde
entonces so reauerdo está uoido
á
la propis imá·
gen. con
1!1
cnal se rep!l'esenta.
Un sencillo
y
piadoso padre de fami:ia veíaee
reducido en Qnito
á
la última miseria,
y ya
sin
auxilio hum&no, recarre una tarde
Rl
8eñor de
la
Buena l!lsperat"za
y
prol<>nga
en
oraoión hasta que,
habiendo de cerrar la iglefia,
le
advierta el saoris·
lan que ea!ga. Sale pronunciando palabras que
muestran
al
sacriatsn
lo
horrible
de
su sitnación,
y
prometiendo
e11
su
interior
volver
muy
al alba
á
. continuar sus plégarias,
No bien
IUll&neoía,
la
~:ouda
enGGenba jauto
á
la
f1Ulrto.
del dessraoiado el
CftdilYer
de
1Ula
Refi.orl\