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22-
XVIII.
ENTRA.DADEL
PAP.:l.
A las nueve U.e
1a
mañana
desciende
de sus departa–
mentos
y
entra
á
la Basílica
pol·
la capilla del
Santísimo
Sacramento,
de
donde pasa
á
la inmediata de 11t
Piedad,
y
es recibido por los
Cardenales
con
las
vestiduras
de
..su
órden .
.AHí
toma 3u Santidad
ornamentos sagrados
y
mitra,
y
sube
á
la
silla gestato'f"Ía,,
conducida por doce
escojidos
palafreneros ó pa.ges veBtidos uniformemente
de carmesí. La Prelatura
y
los . Cardena1e3 le preceden.
El Estado Mayor de la guardia noble acompaña la silla,
y
las espadas de
los cantones
católicos las llevan las
·.guard
ias ~mizas
en gran uniforme. Con este aparato en–
·tra el
.Pa.pa , ydesciende de la silla al
pié
del altar ma
.yor,
e
n don. dehace oracion,
y
de allí pasa
á
ocupar el
trono.
Eu seguida
loe
Cardenales, en señal de
obediencia,
ván
á
besarle la mano, que la.
conserva
cubierta con
la
capa
pluvial.
Las
palma8
traidn.s de
San Remo
1
segun
se
ha dicho,
se trabajan
artísticamente
.Por las monjas camaldulences,
_ particularmente las destinadas
al Sobernno Pontifice.
Antes de la.
di~kibucion
están colocadas sobre
una cre–
denQia
ó
aparador
á
la izquierda del
t1·ono .
. El
Prelado-sacristan, con el DUcono
y
S_ub-diácono
de la capilla, toman una palma cada uno, suben las gra–
·das del trono, en doude se hallan
ya
dos
acólitos apos–
tólicos con la
caldereta
y
el incen:3ario.-Se arrodillan
y
las
presentan
al Papa, quien despues de recitar las
oraciones del Ritual, las beudice, las
aspergéa
é
in-
-0iensa.
XIX.
DISTRIBUCION DE LAS
PALiffAS.
Concluida
la
bendicion,
el
Gobernador de Roma to–
ma.
de manos del
Prelado-sacristan
y
de los Diáconos,
l
:
las tres palmas de
q~e
se ha hablad.o, las entrega al
Car~