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VANUBL G:l.RCÍA. tRIGOY¡EN
Tal desgraciado extremo no podía evitarse ni dife–
rirse siquiéra, sin gra'9"es consecuencias, pues saltaba
á-los ojos,
y
aparte esto, era opinión pericial, que la
techumbre
de
la
Met.fo~olitana
amenaZaba
r.uma,
y
t;tue los grandes pedazos de estuco que de ella se des–
prendían, con alarmante constancia, podían ocasionar
desastres deplorables. La vida de más de uno de los
capitulares había conido ya serio peligro por la indi–
cada causa.
Puesta en conocimiento del Gobierno la medida
adoptada, el Ministerio del Oulto, que era desempeJ1a·
do entonces {)Or
el
Iltmo. señor Obispo de Puno Or.
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examinar la mencionada techumbre y
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formular el
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tos que la obra. dema.'ndase,
A
la partida de oo,oou soles
votados en el Presupu,esto General de la República. vi-
gente en ese afio.''
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Semejante disposición, atinada y conveniente. so–
lo fué cumplida en su primera parte, haciéndose por
el ingeniero que designó al efecto la Dirección de
-Obras Públicas, un exá.men minucioso de las repara–
ciones necesarias, cuyo costo !ué presupuesto en
150
mil soles. En cuanto
á.
la
segunda parte. inútiles re–
•mltaron los esfuerzos del Cabildo y los inauditos
é
in–
cesantes que hiciera el Dean lltmo. Monseñor Tovar,
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en esa época.
Mot1vos idénticos
á
los que retrasaron
la
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obra
ideada en 15!3 por el primer Arzobispo de Luna, pro–
lon~aron
después la clausura de la Catedral. ¡Siempre
las
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Arzo~i.spo,
animado del mis–
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que el senado (le su Iglesia, y j\].zgando tátn·
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para que coutr.lbúyesen
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