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1'\'

¿QuE

ac~ion,

_que _espresion

v~rtio

con_tra vosotros el dig–

no prelado de la Iglesia de- Areqmpa? S1 hablo mal, decid–

le en qué? y si callo, ¿porque le injuriais temerarios?

In·

considerados y audaces libelos le clifaman:plumas semejantés

á

las del torpe Luculo [autor vil de la sátira mordáz

J

teñidas

en corrosivo veneno, se han empleado con estraordinario es–

fuerzo enmanchar papel, con impías detracciones éontra el

pastor de una grey peruana. A las vestiduras sagradas, á

la mitra y el báculo que decoran, adornan y premian el mé–

rito

y

la virtud de su veneranda persona, elevandola

a

la dig–

nidad que ecsije imperiosamente nuestro justo homenaje; han

querido sostituir, el sucio, impuro, y negro ropaje del crimen

y el delito.

¿Pero que crimen? ¿Que delito? ¿Que culpa, si–

quiera la mas leve? No los encontramos, aunque solícitos los

buscamos.

Pues bien, si no los hallais, decid entonces con

igual propiedad, J.o que Pilatos dijo en el pretorio al senten–

ciar

á

el maestro de ·.la ley evanjelica-non

ínvenio in eo

causarn.

¿Entonces que materia tomaré para la defensa?

¿Quien eres, donde ecsistes y por que te ocultas bajo el os–

curo velo del anonimo?

¿Temes ser desmentido publica–

mente?

Si: este es el tósigo del que calumn ia. Mas si eres

buen acusador, si hablas verdad, si te impele, no una pasion

innoble y funesta, sino el laud able y vivo fuego del amor

patrio; si te inflaman el odio á los crímenes y el amor al

bien comun, ¿Porque trepidas y rehusas aparecer ante el

mismo acusado 'y tus conciudadanos, revestido de tan honro–

sas como inmarcesibles divisas?

Un buen acusador en

una república, es el antidoto, es e.l bálsamo saludable de mu–

chos males; asi como un veneno mortífero, una plaga, el

acusador falso y perverso. Defensor de tu patria y sus

mas caros derechos, te diré con el justo Aristides-''persigue ))

,el crímen contra ella; no te arredre verle entronizado bajo

lle l sólio, ni cubierto con el manto

y

la púrpura. Mucstrate

lldigno hijo del estado

y

vijilante centinela de sus leyes, pues

»solo la fiel observancia de ellas, produce la dulc.;e paz."

Si

invocas

a

la diosa de la justicia contra el desgraciado patri–

cida; oye á Platon-Harrastradlo, '

1

te di ce, entre festiva mu].

''titud de libres

y

sea víctima en sus aras--Vierta en fune–

''bre patíbulo su sangre impura

y

borre con ella hasta la me–

,,moria de los mal es que produjo)). Bruto.sacrificó por ella

su mas caros hijos, desoyendo los fuertes impulsos de la

naturaleza, que con muda pero

penetrant~

y en€njica voz

re-: