LIBRO IV. ·LECCION XVI;
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fenfa , tni atnpato ,
y
mi cafiillo
roque~
ro contra los
aífaltos de
tni
en€n1igo~
N
o
te
pido Señor, de
val
de
la
~ompa
ñia
en
tu fepultura. ; que tengo que
dar–
te
en
precio
tu miúna fangre ,
por
mi
derramada. Si
tu quififie,
que
el
precio
en
que
fuifle vendido , fe empleafle eri
el
catnpo del alfarero, deftinandolo
pa–
ra
fepulcro de
peregrinos;
que razon
ha–
vnl , para que por el
precio
de tu
fan~
gre no
fe
aya.
de
dar
fepulcro
a
mi
co~
razon ,
que
es
peregrino ,
y
forafiero
fin
ti?
Quiero
orr
a
S. Ambrofi,o, que tra..
tando
de la fepultura
efpiritual
me di–
ce : la fepultura del
Señor
fe
promete
a
]os
peregrinos) para
que quien
con
los
vicios carnales
fe portare
como forafie–
ro , merezca defcanfar con
CrHl:o. Pere–
grinos
fotnos
todos en eíl:e
mundo ,
y
tenen1os
fepulcro
cotnprado con
el -
pre-–
cio
de
la
fangre del Señor. ,
Sepultados
efiamos
con
el
por
el b
utift110 '
como
dixo S.
Pablo.
Luego
el
autiftno de
Crifio
es nuefiro fepulcro , en que n
os'
fepulramos
a
la
c~;llpa'
y
re[olviendo[ela.
conciencia del hombre viejo en otra na–
turaleza )
tefucitamos
a.
nueva iofancia.
\
T
2.
Gran-