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AÑO
CHRISTIANO.
R E F L E X 1 O N E S.
yodo
aquel que invocare el nombre de Dio.s se salvaráw
Atríbúyese aquí la salvacion
a
la ora ion, porque l¡
oracion es la que
ordioáriam~nte
la consigue.
La
oracion ,,
es el primer fruto de la fe, el instrumento mas comun
de 1a esperanza,
y
como el mas freqüente priocipio de
la
caridad: por eso es tambien el
~xercicio
casi continuo
de la religion. Así como la oracion honra al Señor rin–
diendo homenage
a
su bondad
ya
su poder, así tarnbien
humilla, al hombre haciéndole conocer
y
confesar sus mi–
serias,
y
muy en breve le alcanza los auxilios de que
tiene necesidad. Qué mérito mas visible111ente señalado por
el mismo- Jesu-Christo que el de la oracion? En creyen–
do
uno firmemente que -será oido , lo será. Luego
si la
oracion no es oida, es porque ..se hace mal ; porque se ,re-
za , pero no se ora.
·
Cómo habrá predicadores si no son enviados?
Estas pa- .
labras han dado en todos los siglos
él
la Jglesfa católica
zelosos misioneros que se arrancár,on del seno de sa pa–
tria pa ra llevar
a
diferentes naciones la luz del evánge–
lio. Bien acreditó su valor _,
y
el feliz suceso de su
em- .
presa
que
érais vos , mi Dios, el que los enviaba,
y
el
que disponía la tierra donde les mandábais sembrar el sa–
gr_ado grano, regada con la sangre de tantos mártires.
O,
y
qué
prodigioso número
d~
fieles produxo aquel di–
choso terreno! O,
y
qué
admirables virtudes_se viéron
· resplandece'r en aquellos fieles! Las sectas que formó el
error
solo
se mostráro'n ansiosas por engañar
a
-los hijos
de la Iglesia, por destruir la .fe, por aniquilar el evar:ige–
lio. Divididas entre sí, tanto en el dogma, corno en la
ciocu·ina, solo conviniéron todas en el ódio contra la si–
lla a postólica .. No ha habido herege, desde que el error
hace guerra
a
la Iglesia, que no se haya desenfrenado t on–
tra el pap
1 :
no de otra manera que siempre comenzaban
por el
vicario del
imperio los.
que se amotinaban
contra
el empe rador: la indiferencia con que todas: esas sectas
han estado viendo al bárbaro
y
·al idólatra sepultado·s en
las,
sombras de la muerte, es buena prueba de gue nin–
~una
de eilas era la Iglesia universal, única esposa de Jesu–
Cbristo. Viéronse sí morir en infames cadahalsos algunos
de