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~OVIEMBRE~

DIA

XXX~

449

r es de hombres

;

y eri el mismo instante dexáron las re–

des ,

el

barco

y

el

oficiq para dar principio

a

la vida apos–

tólica, siendo los primeros que fuéron llamados al apos–

tolado. Habiendo predicado San Andres por

al

1

un tiempo

en la pro vü1 cia de Jude8., corrió todas las de la Tracia

y

del

Epyro, venciendo los trabajos inseparables del mi–

nis terio apostólico con aquella generúsidad que co rres–

pondia

a

un apóstol que habia recibido

l.as

pr imicias de

la vocacion celestial. Visitó la Scitia, la Capadocia, la

Galacia, la Bitinia, hasta los confines del mar Negro P¡!–

netró hasta la misma Albania, dilatando en todas partes

el

imperio de

Jesu~ Ch risto,

y

destruyendo en todas

el

del príncipe de las tinieblas. Habiendo ilustr do las re–

feridas provincias con las luces de

la fe,

enrró en Patrás,

c iudad de la de Acaya, donde continuó predicando el

evangelio.

Era

procónsul de la provincia Egeas;

y

noti–

cio o de lo que pasaba, partió en diligencia

a

Patrás para

a tajar los progresos de Ja fe,

y

mantener el cu lto de sus

fa lsos dioses. Inflamado Andres en

apo

tólico zelo, pasó

rnmediatamente

a

verse con el procónsul ,

y

le habló en

e

tos términos:

Razon seria, ó Egias, que pues tienes po–

der para juzgar

a

otros hombres, reconocieses al juez que

te ha de j uzgar

a

ti

y a

todos: que reconociéndole

,

tri-

.

hutases

a

su soberana grandeza el respeto que se la debe;

.Y

que rindiéndole el culto de suprema adoracion, en lugar

del sacrílego incienro que ofreces

a

esas mentidas deida–

des, las tratases con soberano desprecio.

Atónito,

el

p ro–

cónsul, al oir semejante discurso, le

p

e~untó:

Con qué

eres aquel Andres que hace profesion de destruir lo$

templos de nuestros dioses

,y

de predicar una nueva

reli–

gion. proscripta por las leyes del i ·nperio? Esas leyes.

re–

plicó Andres ,

las prornulgáron unos prfncipes que

no

~o­

nDciéron el gran misterio de nuestra redencion

,

y

co1110

'el

hijo de Dios desarmó las potestades

del

i11fierno, rompien–

do las cadenas de nuestra esclavitud para restituirnos

d

una gloriosa libertad. Con

to.lo

eso .

repulio el procóns ul,

ese que tú llamas hijo de

Diru

no pudo impedir que los

judíos le prendiesen,

y

le hiciesen espirar ignominiosamen–

te

en una cruz.. Es cierto,

(

r.eplicó el apóscol)

que

en una

cruz espiró Pero dónde

hay

éosa mas gloriosa que la cruz'?

En ella murió por nuestro amor

,y

por redil1'ir de la cul-

.

.

Ff

~ul-