(
37.2
AÑO
CHIÚSTIANO.
" bienes
de
.la
·tierra ,
y
dem.Js'a
mas poseerás
los
bienes
"celestiales. Si Dios dilatare. socorrerte, erá para que es–
" ta misma dilacion te haga ciónocer el
if.l~nito
valor de
,,}os favores
que
t~ prepa:c-a'.. ~ P'u@s
·amas ·
1
Ja virtud -Y te
· "has
exercitado en
ella,
nó
dés
eseándalo
eh tu
aflkcion:
no
"te
engañan,
que te p_rueban;
y
no pongas tu confianza en
- ''en- los hombre_s, pues la E . critura dice:
Maldito aquel
~'que
,·onfta
en
el hombr,e
;y
bendito
aquel que
pone
su
esper.t(,n–
,,
za en Dios.
Procura
huir-
toda suerte
de
pecados ..
y
no
es–
'~
peres
consuelo
sino de aquel
cuyos
mandamientos oh er–
" vares.
La
calma
sucederá
<l
la tempestad
y
volverá
la
"claridad despues .de las
tinieblas.
Por tanto
~- podr:ás
entón–
"ces
socorr€r eón tus
bienes
a
los que son afligidos por Je–
,, su Christo pa .a merecer con una caridad temporal una
1Hecomp
nsa
que no ha de tener fin .'
" . ..
Consolóse mucho Añastasia coh
es.tacarta. .Despues la
escribió otra fel bienaventutado mártir, en
la
qual,
pabién–
dola mostrado
los
<dive.rsos
ca1ninos que tierre Dios para
ne–
var
SUS
escogidos
a
UIÍ mjsmO
término por
diferentes
sendas,
la pronostica
que al
fin
habia
de recibir la
corona
del
mar–
tirio.
Miéntras
tanto, aunque Cl'i
·ógon.o
est ba .pveso por
· Jesu-Christo,
predic:tba
con 1t:óda
libertad
a
Jesu-Christo
en
medio
de
las
cadenas ;
~siendo -como
el
maesl\r0
y
_el
cau–
dillo
que
s9stenia
a
todos.los chrjstianos
que
¡1adecian
con
él.
Inf
ort-;;,:dode
todo
Diocleciano, que se hallaba
a
la sazon
en
Aquile.ya,ie
:;;~0 con~u~ir
a
aquel~a
ciudad,
pa!eciéado–
Je· que
sHog:raba reduoirle
~
<_?Ue
~acrtficase
a
los ·d1oses
,: fá~
ciJ.mente
1
dérrotária
la
constancia
\:!~los
btros fieles.
Hizo,
pues, todo quanto sttpo
y
pudo para ganar
a
C..risógono. Hrin–
-dólt!
.con riquezas, con honores,
con·
empleos,
ha;~El
0fre–
·cerle la
prefectura
de ·Roma. A estas
magníficas
prome~~~
·sucediéron terribles amenazas-de un cruel suplicio ..
y
de
una infame muerte. Pero inmoble
a
la·
magnificencia .de
·las.
promesas, y despreciando con generosidad
todo
el apa–
rato de las
amenazas, igl!lalmente
triunfó st¡t
invicta
fe de
Ja mano·armada ; que de la mano lisonjera -del tirano.
Mo–
vido
el
sanro mártir. de Ja magestad de Dios , que manda
a
los emperadores,.
mas
que de
1~
,magestad del
impe~io,
protestó altamerne
no
reconocia otro
honor
que el
de
ser–
rvir al
verdadero
Dios;
y
que si
amaba
su
vida,
era soJo
por
poderla sacrificar
a
su
gloria;
pues por los demas ,. la
que