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: 328

AÑO CHRISTJANO.

oes ter

para

no dexarse abatir en

~la.

adversidad; pern. mu–

cho

mayor

se necesita

'para

sabe}se contener en la abun–

dancia :

la vida deliciosa es tGda precipicio; ha$ta de Ja

mismas guias

se

debe

vivir

coñ

rece10, porque

en ella todo

• adula, todo

daña. Es

ménos expuesto

el

estado

religioso

pero

no es ménos digna

de

temer -la seguridad• .

Si

las

pa~

siones ,estuviefan desterradas de

él

habría

méno~

peligro;

.pero Ilévanse aquellas

~ast~

el ·

mistno

santuario,

porque

cada qual

se

lleva

a

s1

mismo,

y

cada uno es

el

mayo r

enemigo

que tiene de sí propio,

el

mayor contrario de su

salvacion

que

debe temer. Todas es.tas son

unas

grandes

verdades:

pues

en ,qué se funda ·ta

f~t~l

seguridad con que

viven muchos, as·t en el

esta'do

reltgtoso cqmo en el secu-

1 ar?

'V

·despues

nos·

ádmi'ratémos·- de qu:e s'ea tan corto el

'númerd de ·

IOs .

escogi~os

!

· )

1

11·1

'

1

PUNTO SEG U N D O.

C

onsidera'

.qtte no ·se habla ah©!ra cle

1

'aquellos

peligros

claros; públicos

Y.:

noto'rios qüe

siempre

se presentan

a

cara descubiérta,. ni

' mas

•ni méhos

•chmó

son'

y

ntmca

acometen por sorpresa como bayles, espectáculos, tabla ·

gerías, conversaciones

libres,

diversiones emponzoñadas,

comunicaciones sospechosas, parcialidades

y

maquinacio–

nes.

:Basta

una ti.atura de

religion ' par4' i onocer

su

veneno

y

su malignidad.

1

Háb1:ase·tle

aqtieUp,s

peligros mudos, di–

simulados

y

secretos '

que

apénas alteran

a

·nadie,

y

de

los quales casi ninguno desconfia; siendo, tlo obstante,

escollos encubiertos en qtie

hace

·la iooceneia tristísimos

naufragios."

La

·gra~ia;

el · é:tonayte,

el

'chiste

1

y

tt>das aque–

llas prendas que hacen grata

y

amable•

a

una persona, no

son

el asilo mas seguro de

la

virtud.

·Acomódase' mucho

con ell as la

pasion

peligrdsa de

todas

para que no se nos

hagan

muy

sospecho ·as ; pero, sin embargo,

quién

es

el

que desconfia mucho de aquellas

prendas

':

Y

aquellas

in·

clinaciones demasiadamente naturales entre la gente

m·o~

za esta rán siempre exentas de todo

peligro~

iEsa'

habi–

tual tibieza en el servici9 de

Dios

que degenera

muy

presto

en fria ldad

y

en indiferencia: esa indev0cion '

ese

tédio

a

las cosas espiri tuales , esas freqüentes irreverencias, esa ne–

gligencia

en

la

mayor

parte

de tus obligacione , esa cos–

tumbre de murmurar

y

de

censurar,

te parece que en na-

da