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NOVIEMBRE. DIA XVIII.

Jos azotes con que nos castiga la divina indignacion

!

El evangelio es del cap.

19

de San Lúcas

,y

el misma

fUe

el dia IX.fot.

136.

MEDITACION

lJEL RESPETO EN LA IGLESIA.

P U N T O P R I M E R O.

.

C

onsidera que nuestras iglesias son el lugar mas respeta–

ble

y

mas santo de toda la tierra, así por la consa–

gracion que hace de ellas el obispo.,_como por el divino

sacrificio que en ellas se ofrece , y por la real presencia de

Jesu Christo en el sacramento del altar. Busca, imagina lu–

gar mas digno en todo el universo, ·ni que merezca mas

nuestro reverente culto. En castigo de nuestros pecados,

y

por un st:!crdo tan adorable como profundo de su divina

pro idencia , entregó Dios

a

los infieles la Tierra santa,

poniendo los santos lugares en su poder; pero con quán–

tas ventajas nos recompensó esta pérdida santificando tan

visiblem~nte

nuestras igle

ias~

Qué hay en

el

Calvario, ni en

el santo sepulcro que no encontrémos en nuestros templos

y"en nues tros

altares~

Lo mismo que santificó aquellos san–

tos lugares con una presencia, digámoslo así, transitoria

ó

p asagera, no está santificando nuestras iglesias con una pre–

sencia permanencd Christo solo estuvo algunas horas en la

cruz yen el Calvario: su adorable cuerpo no estuvo encerra·

do en el sepulcro mas que tres días. A la

ve~dad

no era me–

nester tanto para constituir santos y sagrados aquellos di ..

chosos lugares, haciéndolos dignos del respeto

y

de la ve–

neracion de los

fi

les. No envidiemos la dicha de aquellas

devotas personas que lográron el consuelo de besar aque–

llos peñascos santificados con las sagradas huellas

y

con

la preciosa sangre del Salvador: de ver

y

de besar aquel

glorioso sepulcro consagrado con tan adorable depósito. En

nr:ida ceden nuestros altares

y

nuestras iglesias

a

la santidad

de aquellos

Ju gare~.

Merecen por ventura ménos respeto,

inénos veneracion , ménos reverencia que

ellos~

Atrevería–

se

alguno

a

subir al monte Calvario como se lleg n muchos

al

altar~

Atreveríase

a

entrar en el santo sepulcro como

en-

/