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NOVIEMBRE. DI

r\

XIII.

189

exemplo de este Santo, todo lo terrestre que sentimos en

nuestros

corazones~

-

PUNTO SEGUNDO.

C

onsidera que no ha

y

camino mas seguro ' mas dere–

cho ni mas breve para arribar

él

una eminente per–

f@ccion que

el

de la obediencia. No nos elevan

a

una supe–

rior santidad ,

ni

los grande trabajos ,

ni

las acciones rui–

dosas, ni los raros talentos, ni aquellas

heroicida~es

que

se

acercan

él

lo maravilloso. Quántos Santos hay, en cuyas

vidas no se nota cosa que parezca muy singular

ó

muy

extraordinaria

1

Buen exemplo es de esto el mismo San

Estanislao ,

y

es un exemplo que nos da una leccion

muy importante.

Un

niño de diez

y

seis

á

diez y siete

años: un novicio de diez meses con una salud flaca

y

de–

licada no pudo hacer otra cosa que no fuese muy comun;

pero la perfecca obediencia es un

gran

secreto para agra–

dar mucho

a

Dios , aun en lo mas menudo del estado re–

ligioso;

y

ya

se sabe, que

en

agradarle consiste la mas

sublime virtud. Aunque se obraran las mayores maravi–

llas: aunque se pasara toda la vida en el exercicio¡ de

las

mas asombrosas penitencias , de nada servirá todo esto sino

se

hiciese en ello la voluntad de Dios. El mérito consiste

en

agradarle ; pues el que se gobierna por

la

obedien–

cia ,

está seguro de que le agrada. El religioso tiene

la

seguridad de que hace lo que q.uiere Dios haciendo aquello

que le mandan los que le gobiernan ; pero quando solo se

quiere hacer lo que es de nuestra eleccion : quando con ar–

tificios , con lisonjas , con quejas ,

ó

por otros medios, se

obliga

al superior

a

que

nos mande hacer lo que nosotros

deseamos , entónces , dice Casiano ,

q

iién se podrá lison–

joor

de que hace lo que quiere Dios

~

Es

verdad que algu ..

nos viven muy tranquilos

a

favor de cierta obediencia

6

sumision imaginaria

y

vaga, que consi te en conocer que si

el

superior quiere usar de

un

derecho ,

nos

obligará

a

ha–

cef todo lo contrario de lo

qu~

queremos ;

y

~

la

capa

de

esta idea general provisionalmente prosigue cada

uno ha–

ciendo lo que quiere. Será por cierto gran consuelo para

un religioso morir en un lugar

y

en una ocupacion que

él

mismo solicitó quando el empleo

y

el lugar fuéron de

nuestra pretension

u

de

nuest1·os mañosos

artificios ~

Sen-

tirá