AÑO
CHRISTIANO.
taba tan distante. Envióle, pues,
a
Roma,
y
luego que
llegó ' se fué
a
echar
a
lós pies del padre general' que lo
era
a
la sazon San Francisco de Borja. Abrazóle el Santo
tiernamente,
·y
le dixo estas palabras., que le llenáron del
mayor consuelo que experimentó en toda su vida:
Esta–
nislaa, yo te recibo, y no te puedo negar esté gusto
,
por–
que tengo muchas pruebas de que Dios te quiere en nues–
tra Compañía.
Halló Estanislao en el retiro una especie
de celestiales dulzuras que nunca babia probado. Aquel
Dios que le babia retirado
a
la soledad para hablarle al
corazon, derramó sobre él tan abundante golpe de luz
y
tan copiosa inundacion de consuelos interiores, que el
sugeto
a
quien señaló el maestro de novicios para que le
fuese instruyendo en los primeros exercicios, decia que
estaba confuso de que le hubiesen obligado
a
encargarse
de la direccion de uno de quien podia
y
debia aprender co–
mo discípulo. Pero quién podrá explicar la avenida de
su gozo quando le viHiéron la sotana, y
fué
recibido en–
tre los demas
novicios~
E staba tan preocupado, tan ale–
gremente embebido .en la idea de su dicha, que no acer–
taba
a
hablar de otra cosa. Recibió una sentida cana de
su padre llena de desprecios y de amenazas: leyóla, llo–
ró su ceguedad; pero no le hizo l<l_mas mínima imprei;;ion.
No cabia mayor fervor que el de nuestro santo
novicio~
Respiraban todas sus acciones no se qué fuego particular,
que las distinguia de ]as otras, aunque no hiciese precisa–
mente sino lo que hacian todos los demas. Imitaba lo mas
perfecto que notaba en cada uno de sus hermanos :-
sus
mortificaciones no t-enian otro límite que el que las prescri–
bia la obediencia. Esta era en él tan
perfecta~
que el maes–
tro de novicios decia no parecerle posible serlo mas: guar–
daba con exemplarísima exactitud todas las reglas
y
togo
t>l órden de la observancia regular. Su humildad era pro–
funda : su dulzura
y
amabilidad inexplicable : todo re spi ..
r aba en él un carácter de genio suavísimo
y
dulcísimo. Pe–
ro hasta dónde llegaba su .amor de Dios! No amaba Esta–
nislao
a
Dios con solo aguel amor de preferencia en que con–
siste la esencia de la caridad ; amábale tambien con aquel
amor de ternura que es efecto de la caridad abrasada
y
en–
cendida,
y
se dexa sentir vivamel)te en
el
corazon. De tal
manera se babia apoderado de éste aquel divino fuego, que
al-