ENERO. DIA XXX.
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Es
posfüle, Ja replicó uno de los Jueces ,
que
una
doncella de tu distincion , de tu entendimiento , de t11
es.píritu, tan rica;
y ·
tan hermosa com9
tú,
haya dado
en
las fantasías, y supersticiones de los Christianos
~
De–
xa .de reconocer por Dios
a.
un hombre que por sus de–
lhos fue c11ucificado ,
¡y
vén inmediatamente conmigo al
T~mplo
·del ·grande Apolo
a
ofrecerle sacrificio. Este
Dios,
a
quien profesa singular devocion nuestro Empe–
rador· Augusto, derramará sobre tí
a
manos llenas be–
nef)cios,
.Y
favores , luego que le rindas aquella venera–
cion ,
y
aquel culto que por tantos títulos le son de–
bidos.
-
Como no reconozco otro Dios mas que el únicó
a
quien adoro , replicó Martina , tampoco debo rendir
a
otro_ni veneracion ni culto. Mi mayor nobleza ,
y
la
prenda mayor de que me precio , es de ser Christiana;
teniendo tambien por la mayor de todas las felicidades
el derramar toda
mi
sangre ,
y
ofrecer mi vida en de–
fensa de mi Re1 igion. Admírome ciertamtnte que unos
hombres como
vo~ otros,
entendidos, discre tos, y capa–
·ces , tengais por
Dios
a
una estátua de marmol ,
ó
de
bronce , fabricada
a
go1pes de martillo por un artífice
q11e
vale
Jnucho ·mas que ella.
Y
en
fin
para que conoz.:..
cais por vuéstra propia
experienc~a
qué ridículas son esas
divinidades quimérieas'
a
quienes dedicais vuestr
os cul–tos., llevadme, si gustais, al Templo de vuestro Apo.lo,
y
vereis como reduzco en polvo
·a
esa mentida Deidad
,
.
.
en vuestra misma presencia.
Irritados los Jueces al oír una respuesta tan gené•
rosa , y tan noble, mandaron que fuese conducida al
Templo de Ápolo, para que en él ofreciese sacrificio;
y
caso de resistirse
a
obedecer , que sin remision alguna
fuese atormentada con los mayores suplicios.
.
Apenas descubrió la Santa el Templo adonde la
lle–
vaban , quando
levantando los ojos , y las manos al
Cielo, hizo esta devota oracion: "Dios ,
y
Salvador mio,
"que sacasteis de la nada
a
todas las criaturas' y que
,, todas las reducís
a
Ja nada ·quando es vuestra volun–
" tad ; dignáos de oír
la
oracion de esta humilde sierva
.,, vuestra, y haced ver
a
este
cieg~
Pueblo , que sol© Vos
,, mereceis nuestra adoracion ,
y
nuestro .culto ,
y
que
·
-
»los