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AÑO CHRISTIANO.
E xamínate sin misericordia, y con sinceridad·., si estás su•·
jeto
a
alguno de estos defectos '
o
quizá
a
todos juntos.
No te contentes con averiguar ,
y
convertir en el hecho;
pasa
a
notar, y aún escribir tode> quanto reprensible halla–
res en
tí
sobre este artículo. Y despues de haberte acusado
amargamente de todo
a
los pies de tu Crucifixo, despues
de haberlo detestado todo con dolor vivo, eficáz, y perse–
·verante, imponte alguna penitencia por cada vez que ca–
.yeres;
cotl)O
dar una limosna considerable en aquel día,
hacer· alguna mortificacion que te sea algo sensible ; pe–
.ro mortíñcacion tal, que la puedas hacer inmediatamente
.despues de haber cometido la falta;
y
dá cuenta de todo
a
tu Confesor luego que ·puedas.
!2
Fuera de esta práctica , que es admirable, impon–
te desde este punto las leyes siguientes. Primera: Tengas
el motivo que tuvieres para enfadarte,
o
para reprender,
.nunca
ro·
hagas con términos injuriosos' .ni
despreciati~
vos. Se puede hablar algunas veces con ·sequedad ,
y
c-0n entereza; pero nunca con cólera. La correccion mfts
necesaria, la· de mayor importancia
es
inútil ,,
y
aÚll
perniciosa, - quando en ella · se descubre ·pasion
o
ira.
-Los que gruñen mas, no por eso son los mejor servidos.
Aquellas . gritadoras eternas , aquellos Amos , aquello¡
.Superiores, que no saben mandar . sino
a
gritos,
y
en
· tono descompasado , ni son amados ni son temidos. Si
.quieres · -ser obedecido, nunca mandes con altivez ni
con fiereza. No temas perder tu autoridad por hablar
con du1zura, en tono moderado, con modo afable. A
]0s
brutos se les doma ,con el miedo; pero
a
los hom-
. bres , aun los menos dóciles, aun los mas bárba–
ros , se les gana por razon , por· religion ,
y
por amor.
Propon firmemente desde este mismo instante conservar
siempre un ayre sereno , un semblante risuefüo , unas
mo--:
dales gratas,.. urbanas, apacibles con todo el género hu–
mano. Nunca hables con enfado, ai en t_ono áspero, al–
tivo,
ó
impaciente. La costumbre, el genio, :
y:
tu · poca .
· virtud te representarán desde luego como impracticables
estos consejos; tus contínuas recaídas te. persuadirán' que
ei
imposible esta reforma; pero rao hay. que desalentarse.
A pesar de estos ímpetus indeliberados, que
previen~ri
·a
la voluntad ,
y
a
la
ra,ZOil .;-,
a
pasar de e
tOS
to-