ENERO. 'DIA XXIV.
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Mártyres , quién no dirá que tuvieron otro
Evangelio~
Digamoslo mejor : el Evangelio es el mismo ; y por lo ·
mismo que lo es, no puede
h~ber
mayor extravagan–
cia que lisonjearnos de ser discípulos de un mismo Maes–
tro , y de seguir la misma d0&rina , quando las costum–
bres son taJ?. diferentes. Si paso los días en las diversio–
nes, y en los entretenimientos; si solo ando tras lo
que
lisonjea los sentidos ,
y
alhaga la concupiscencia ; si
fo–
mento las pasiones, y me dexo arrastrar de ellas ; si
toda·
mi ocupacion es satisfacer el amor propio; podré decir.
que sirvo
a
un mismo Señor , y que obedezco
a
una mis–
ma Ley, que los Santos Mártyres
~
Y
qué razon tendré
para esperar la misma
recompensa~
Una muger que vi–
ve entre la delicadeza,
y
entre el regalo ,
lo~rará
la
misma bienaventuranza que Santa
Inés~
Un hombre
que
¡olo ama sus gustos ,
y
sus placeres , podrá racionalmente
esperar la misma gloria que San Timotéo
~
Vos ,
Señor , me mandais que me aborrezca.
Y
con
efeél:o tengo yo mayor enemigo de mi verdadero
bien,
que
a
mí
mismo~
Pues qué ódio mas justo
~
No es amar–
me verdaderamente el aborrecerme de esta
manera~
Dad–
me ,_Señor , este santo ódio de la carne, y sangre ; este
óf;iio saludable de mí mismo. No permitais olvide jamás
que no es digno de Vos aquel que ama
a
otra cosa que
el
Vos.
JACULATORIAS.
•
Sponsus sánguinum tu mihi es.
Exod. 4.
· Señor, no podré amaros
ni
serviros , si no me abrazo ,
si
no
me
desposo con vuestra Cruz; si no me aborrezco,
por amaros
a
V
os solo.
Quid mihi est in Ccelo
~
&
d te quid vólui super
terram~
,
Salm.
72 .
Ni
en
el
Cielo ni
en
la tierra áme yo
otra
cosa que
a
Vos,
Dios de mi alma.
P R O P OS 1 TO S.
C
Omienza desde este dia
a
amar
a
Dio' con
un
amor .
de preferencia, en fuerza del qual le a\egures el
primer lugar en
tu
corazon , de manera que para man–
tenerle en él ' estés dispuesto
a
sacrificar bienes ' gus-
y
3
tos
2