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.AÑO CHRISTIANO.
inteteses ae la familia? 'No se dá -oídos jamás
a
los cla–
•mo11es 'de la carne ,
y
de la sangre
en
pe1juicio de
Ia
con–
ciencia ? En los negocios , en las diversiones , en los pro–
yectos para adelantarse, para hacer fortuna, se consulta
siempre
a
solo Dios; y
a
solo Dios se
~~-
oye,
sin que
concurran otros respetos ? Ciertame11te nds merece Diqs
bien poco , _si no nos
meJ;e~e
todo nuest_ro corazon,. Qué
impiedad, co1ocar al ídolo
~de
Dagón·en el mismo Tem–
plo!
O
mi .Dios,
y
qué mal se compone lo que obra–
mos con lo que creemos! Cre€mos vuestras palabras ; pero
nada menos hacemos que lo que ellas nos intiman. Nues–
tras ob:i;as desmienten visiblemente nuestra
Fé.
No perrnitais-, Señor, que esta confesion sirva solo pa–
ra hacerme mas delinqüente. Vos me asegurais que debo
aborrecerme
a
mí mismo ' si quiero ser vuestro discípu–
lo. Sí Señor, yo quiero serlo ; y desde hoy en adelante
·será mi vida la prueba mas concluyente de mi sincéra vo–
luntad.
PUNTO SEG UN :ÓO.
C
onsidera en qué groseró ' en qué pernicioso error
in–
curriría una persona que oyendo estas palabras
dc;l
Salvador:
El que viniere d mí
,y
no aborreciere al padre,
a
la madre
'y
aún
a-
su misma persona
'
no puede ser mi
discípulo,
se persuadiese que podia ser verdadero discípulo·
de Christo, sin tener este ódio santo, este ódio Evangéli–
eo '
amandose únicamente
a
sí mismo ' no dando lugar
en su •corazon
a
otro objeto que
a
su ambicion '
a
sus
gustos,
a
sus propios intereses. Ea , pues , suspendamos
por un momento nuestras antiguas
-preo~upaciones.
Vaya
a
un lado por un instante .la autoridad de nuestro amor
propió. No somos nosotros los que incurrimos en este
error~
Hacemos por ventura otra cosa? Queremos acaso
mas que aquello mismo que estamos condenando
~
Ah , que estamos de tal manera enamorados
de
noso–
tros mismos, llenos de nosotros mismos , esclavos de no–
sotros mismos , que somos, por decirlo asi, ídolos de
noso tros mismos , quemandonos. incienso, ofreciendonos
votos, sacrificandonos víélimas; siendo la primera que se
sacrifica nuestra propia salvacion , y los interéses de
D ios !
Si se coteja nuestra conduéta con la de los Santos
Már-