ENERO. DIA XXIII.
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Dichoso , Señor , el siervo
a,
quien halláreis ve13indo ;
y
desdichado de mí , si me encontráreis durmiendo.
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PUNTO SEGUNDO.
C
onsidera que la vigilanci,a christiana .debe estar
3t;um–
pañada de la oraciono Esta co.nsig.wtt. los
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au'Xilios del
Cielo ·que necesitamos para combatir
;·.y
.la vigilancia nos _
constituye en estado de podernos aprovechar ventajosa–
mente de estos auxilios.
Velad,y orad,
dice el Señor,
para
que no caygais en la tentacion.
6rar sin velar es presumir
de la gracia, lisonjeandose de vencer sin combatir ,
y
sin
estar continuamente alerta contra el- ·enemigo. Velar
si~
orar es presumir temerariamente de las propias fuerzas.,
exponieadose al peligro con igual temeridad. Toda la vida
del Christiano es una continua guerra; la vigilancia,
y
la
oracion deben ser el exercicio de todos los dias. Y nos
hemos ocupado hasta aqui.todos los días en este exercicio?
-
Qué es lo que- pobló los desiertos de tanto Solitario
ilustre~
La obligacion que tiene todo Christiano de velar,
y
de orar incesantemente. Aquellas .grandes' almas, aque•
llos héroes del christianísmo tenian por ventura otras pa–
siones que domar , otros riesgos de que huir , otros ene–
migos que
vencer~
Ah, q·ue la
- m~yor
parte de ellos te–
nían cien veces menos que combatir que nosotros! Y con
todo, quánta fue su aplicacion, qu,é c0ntinuo su cuidado
en orar, y en velar! Y quánto es el nuestro? Ellos vivian
en el desierto , nosotros en- medio de ün mundo Gorrom–
pido y tentador; expuestos
a
mil golpes; y estamos' en él
sin defensa. O qué diferencia de conducta! Pues qué, unas
almas inocentes_, de todas edades' de todos sexos' de to...
dos estados , cerradas en una. estrecha celda , siempre c.on
las armas en la mano, siempre en centinela dia y noche,
temen ser sorprehendidas ;
y
unos hombres , por la ·ma–
yor parte ya derribados ' extremadamente flacos ' pasan
tranquílamente los tlias ' entregados
a
todo género de di–
versiones ,
a
discreciori ·de unienemigo
sagá~
·Y
artificidso;
que perpetuamente nos rodea para perdernos! Compon-:
gamos esta seguridad con la vigilancia de los Santos.
.
San Raymundo · renunció al mundo con todas las Pre–
lacías y dignidades del estado Religioso, para entregarse
a
una vida privada , para ser siempre siervo atento, y v_i–
g1-
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