ENERO.
DIA
xxr.
para llegar
a
su fin. Guárdate bien de forjarte una con–
cien~ia_
falsa en negocio de tanta conseqüencia. Huye con
horror de todo libro sospechoso.
El
veneno quanto es mas,
sutíl , es mas mortal ;
y
el mas disimulado es el mas dig–
no de temerse. Aunque el licor sea dulce , aunque sea
muy grato al paladar, aunque le apetezcan, y le alaben
innumerables gentes , si
ti~ne
veneno es pernicioso. Haz
un firme propósito de no · leer jamás libro condenado. Si
no descubres sus errores , por lo mismo serán quizá mas
malignos. Le tiene condenado el Papa ; pues qué
in~olen
cia; que impiedad será qo rendirse
a
un órden de Superior
tan legítimo
~
Aunque tengas licencia,
o
aunque tengas pri–
vilegio para leer libros prohibidos , no por eso será su doc–
trina mas sana ni mas santa : libraráste del pecado, y del
castigo ; pero te librarás del peligro
~
Cosa extraña
!
A la
menor sospecha que se tenga de peste
o
de contagio , que–
dan desiertas las Ciudades mas pobladas.
El
Oráculq de la
.verdad declaré} que una obra está emponzoñada,
y
no se
quiere creer que haya tal ponzoña. Retírate cuidadosamen–
te de toda persona sospechosa en la doctrina : y sobre to–
to huye de todo Director , de todo Confesor laxó , contem–
plativo ,
y
nímiamente indulgente. Quando se trata del ne–
·gocio de la salvacion , no sobran precauciones ni medidas;
-ni se puede decir
sin
temeridad , que se toma
un
camino
demasiadamente estrecho.
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·~
DIA VEINT·E Y UNO.
San Fructuoso
Obispo
de Tarragona,
·
JJtlártyr.
,
L
A nobilísima
y
antigua Ciudad de tarragona,
C~pital
de toda la España· Citerior, y Silla
de
los Presiden–
tes Romanos, fue la Patria dichosa de
Satt
Fructuoso, y
de sus Diáconos Augurio, y Eulogio. Sin embargo de ha–
·ber llegado hasta nuestros tiempos las Ac_tas auténticas
de
este Santo
y
esclarecido Obispo, no sabemos quiénes
fue–
ron sus venturosos padres.
·
No
sabemos
a
punto
fixo
en qut:
año regaló Dios
a
su
S
Igle-