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ENERO. DIA XI.

12r

súbditos.

A

los que se descuidaban en algo , los repren·

dia, mas con exemplos que con sus palabras; mas era

modélo, que Superior de sus Religiosos,

a

los quales mira–

ba como

a

hijos ' y como

a

hermanos.

Su

caridad con los enfermos, con los pobres, y con

los

extraños, en nada era inferior

a

la que tenia con sus dis- ·

cípulos. Su casa estaba abierta para todos en todos tiem–

pos. Además de las enfermerías que babia dentro del Mo–

nasterio para los Monges, mandó hacer otras para los

enfermos de afuera , teniendo tambien sus hospederías

para los pobres, y para los peregrinos. Su fé

y

su

con–

fianza en

Dios

era verdaderame1,1te eficáz

y

generosa.

Asegurado Teodosio de la divina Providencia, recibía

a

todo el mundo con alegría, y

a

cada uno se le asistía con

lo que había menester en lo. espiritual

y

corporal, con

tanto cuidado

·Y

con tan buen orden , que se anticipaba

el

socorro

a

las mismas necesidades. Parece cosa increí–

ble, peto en realidad es verdadera; alguna vez se sirvie–

ron en un solo día mas de cien mesas para los forasteros.–

No podia sufrir que se atendiese

a

si he3bia,

o

no babia

con que socorrer

a

los que concurrian aun en tiempo de

hambre. Verdad es que Dios le hizo expedmenta.r mas ·

de una vez que

a

una caridad perfecta, acompañada de

una fé viva, nada puede faltarla.

En una hambre universal que afligió

el

todo el Oriente,

concurrió al Monasterio tan prodigioso número de po–

bres, que espantados los

hosped~ros

y

limosneros les cer–

raron las puertas. Hízolas abrir Teodosio, mandando que

se distribuyese

el

cada uno lo que hubiese menester ;

y

, por un milagro, de que fueron todos testigos , todos que–

daron satisfechos , sin que la provision se disminuyese;

conociendose desde entonces que qu,anto era mayor la li–

beralidad t::on que daba, era

~as

abundante lo mucho que

recibia. En una Se1riana Santa fue tanto el concurso de

forasteros~

que en la víspera

de

Pasqua no quedó ni

un

solo pan en el Monasterio. Viendo el Santo la inquietud

que

esto causaba en los que no tenian tanta confianza , los

dixo con mucha bondad :

Cuidemos

,

hérmanos

,

de preve–

nir el Altar,

y

de disponernos para ta Comunion de ma–

ñana: que en to

d~~ás

Dios proveerá.

Con efeao aquella

misma tarde llego

a

la puerta del Monasteno tan quan- -

tio-