DEVOTOS.
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ñaque
sea, aunque no
sea
mas que un vaso
de agua Dia XX!1..
dado en nombre de Jesu-Christo, que este Señor no
recompense con un aumento de gracia en esta vida,
y
de gloria en
la
otra.
El
mismo Seiior es quien lo
dice. ¡Quántas de estas coronas hemos perdido
ya
por
nuestra negligencia; lo que no podemos llorar bas–
tantemente, y por cuya pérdida debemos estar incon-
solables !
~Pero
serémos dignos de disculpa , si
dcxa-
mos escapar las que el Cielo nos presenta todavía, so-
lo por emplear mal el tiempo que nos concede
para
merecerlas~
El
tiempo es corto , nos advierte en
otra parte el Apóstol,
(a)
y
así
solo hay
un
partido
que tomar,
y
es que todos
los
que
usan
de las co-
sas de este mundo, vivan como si no usáran de ellas;
porque la figura de este mundo pasa,
y
nosotros debe-
mos lle,·ar nuestros pensamientos mas allá de esta
vi~
da, hasta los bienes sólidos y eternos,
que
serán nues-
tra
recompensa. Juzguémos ahora quanto tiempo he-
mos perdido,
y
quantos abusos hay que reformar en
nJ,..stra vida. Porque sin hablar de los vicios y des-
órdenes groséros, ¡quántas inutilidades
y
superfluida..
des hallarémos en ella! ¡quántas horas,
y
quizá días
rnteros empleados
en
bagatelas, en la ociosidad, en
los
cuidados de una vana compostura, en visitar,
en
ver
gentes ,
en
jug~tr,
y
hacer todo lo
qu
no se
de-
bía
hacer ,
dcxando de
hacer lo que se debía hacer!
¡qn~íntas
acci
nes
se hacen todos los dias ,
con quan-
ras
obligaciones
aún
de
Jas mas
indispcnsJbles,
se
c11mplc
sin
merecer
lJ
menor
recomp nsa, porque
no
se
obra ni por Dio--
ni
f2gun
Dios!
Ten-