EXERCICIOS
D iciembre.
A rriano la hizo venir, y empezó
á
int imidarlá ,
d iciendo, qqe no había otro med io de salvar
á
su
marido, que obliga rle
á
sacrificar á los Diose.s, aun–
que no fuese mas que en la apariencia. Para esto
vete
á
tu casa , ponte tus mas ricas y vistosas gal a s,
componte con todo arte , no perdones, ni
á
joyas
ni
á
perfumes , y cuen ta
si es
menester con
mi
bol–
sillo. Maura, que
á
mas de ser joven, estaba to–
d avía débil en la fe,
y
amaba
á
su marido ciega–
mente , consintió en todo. Se fue
á
casa, se puso
el
vestido de novia,
y
habiendose compuesto
y
lavado,
con todo lo que es capá.z de inspirar el arte , ayu–
d ado de la pasion de agradar , en este estado en tró
-en e] Jug a r del suplicio. Quedó casi pasmada de do–
·l or , a l ver el lastimoEo estado en que estaba su ma–
rido;
y a unque se acercó
á
él , no pudo h ablarle a l
principio sino con sollozos y Jág rimas. P ero apena s
se recobró de este exceso de dolor, le dixo todo
lo
·que pudo imaginar mas capáz de enternecerle, y to–
do lo que la pasion puede inspirar de mas h alagüe–
ño
y
mas tierno , para seducirle
y
ven erle. Consi–
guió que se ·le quit áse Ja mordaza , para que la pu–
d iese responder. P ero el primer
u
o
que hjzo
Timo -
-téo de la liber tad que ie daban
de
hablar , no
fue
sino para suplica r
á
Poyc ilo , que era el P resbítero
de la A ldéa , y que se
h
ll aba presente, que le pu–
siera
un.pañuelo en la s na íce , para no verse pre-
cisado
á
percibir el olor de muerte que salia de
los
ves tidos perfumados de
' U
muger , que r iendo dar
á
ender con esto quanto abo rrecia y condenaba, así
~l
,
terament e pagano de su muger,
c~m~
su
imp10
y
pern
·~
desig
io.
E ntre tanto, pros1gu1en–
do