Sk.ñOR NUESTRO.
~79
veloci raptu effugiens evolat,
&
summo in aere diutis–
simé quasi ludendo volitans
,
ad ultimw
,
cunétis
utrinque intuentibus, sese leniter in cuiusdam de chris–
tiana plebe sinum deposuit; quod mané mox totus popu–
Jus summa v eneratione salutabat,
&
osculabatur: habet
autem longitudinis pedes oéto.
Hasta aquí son las pro–
prias palabras del Venerable Beda; quien, como dice
él mismo, había sabido toda esta historía de boca del
Obispo Anulfo , el que habiendo hecho la peregrina–
cion de la Tierra Santa , se había encontrado en ella
casi al mismo tiempo que sucedió este milagro. Te-
niendo el Sudario de Besanzon los mismos ocho pies
· ,...
de largo que
el
Sudario de que habla el Venerable
Eeda , hay un gran motivo para creer que el Sudario
de que habla este hombre sabio,.
a
quien se mira como
a
un Padre de la Iglesia, es el mismo que el de Besan·
zon. El santo Sudario de Turín tiene doce pies de largo,
y
no se hGllla otro santo Sudario que el de Besanzon
que sea de la misma medida que el Sudario de que ha-
bla el Venerable Beda.
El incendio de la Iglesia de San Estévan de Besan–
zon del afio 1349 , de que hemos hablado , nos pri–
vó de la noticia del año en que fue traído este precio–
so depósito ;
y
del bienhechor que enriqueció con él
a
esta célebre Iglesia. Lo cierto es , que habiendo to–
oiado
la
Cruz· Godofre de Bullon , Roberto Conde
de Flandes , y los mas grandes Señores de Francia , y ·
habiendose puesto
a
la frente de aquella famosa Cruza..
da que sacó la tierra santa de manos de los Infieles,
fueron acompañados de una infinidad de Eclesiásticos
y
de Prelados , que quisieron tener parte en una tan
santa conquista. De este número fue Hugo, Arzobis-
po