![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0345.jpg)
DIA XI X.
33
1
Roma, yendo tres veces todas las seman-as con los pi es des·
calzos desde el Palacio de San Juan de Letran hasta la
Iglesia de San Pedro , reparó en lln rincon de la sala, don–
de vió un·leproso n1edio desnudo , que causaba honor,
y
despedía de sí un heqor intolerable. Corrió
á
él el Santo
Pontífice , cubrióle con su. ropa , cargóle sobre sus espal–
das ,
y
echóle sobre su cama de respeto , en la que
nunca dormia : pero apénas entró el Santo en el Oratorio,
quando el leproso desapareció.
Al peso de tanta
-sol~citud,
de tantos trabajos ,
y
de
tantas penitencias se rindió en Dn .una salud, que siempre
havia sido muy achacosa. Ui1a gran debilidad , acompañada
de igual inapetencia
á
todo género de cmnida , fuéron anun–
cios de su cercana mnerte. Hízose conducir desde Bene–
vento
á
Roma. Los Normandos , que todos havian sido ·
ganados por él para Jesu-Christo , le miraban mucho tiem–
po havia , no con1o su prisionero, sino como su legíti–
mo Pastor. Aco11pañáro 1le hasta Capua ,
y
acreditáron
bien con sus copiosas agrimas el vivo dolor que sentian en
la pérdida de tan gran Pontífice ,
a
quien amaban como
á
padre, y veneraban como
á
Santo.
Lue;go que llegó
á
Roma nundó llamar
á
su quarto
á
los Cardenales , Obispos, y
á
todo el Clero ,
y
los habló
como verdadero Pastor, y como Sant() Pontífice. ·Mandó–
se despues .llevar á la Iglesia de San Pedro, donde havien–
do recibido la Santa Uncion, .hizo al Señor esta oracion
fervorosa.
Senor, lleno de misericordia
,
y
Redentor de todos
los hombres, vos sois toda mi confianza
,
y
mi Jalvacion.
Si
quereis que todavía
trabaj~
en la sa_lud de vuestro Pueblo, na
rehuso el trabajo
;
pero si quereÍJ llamar
á
vos
á
vuestrfJ
Sier·vo, dignáos abre·viar el tiempo de mi destierro.
Despues
hizo que le echasen en una camilla : oyó Misa , recibió
el '
J}anto Viático , (
1)
y
haviendo mandado que le dexasen
so-
(x)
Antiguament~
se admi1tistt'aha la Santa Uncion
á
los enfermos
quando ertahan de algun peligro
,
y
se recibia ántes del Piático
,
reit e1'Ón–
dose por espacio de siete dias. En el siglo XII. se estableció la costum–
Ot'e de no
recibirlt~
sino en el artículo de la mttet·te
,
y
de "o repetirla
rm
·
wna
Ttz