a>·EVO Ta S.
Es l'a dul.zura chriflilna hij:i legítima de la caridad.
Dla
XXIX~
El
zelo áípero
y
amargo fiempre es zelo falfo. No
era efpíritu de Chriíl:o el que deieaba que bajáfe
fue.
go
dd
Cido p1ra exterminar los corazones rebeldes.
El
caritativo Samarirnno curaba
a
fu
pobre
enfermo
con ·oleo
y
con vino.
O
mi Dios
!
y
qué error es penfar
que
la pafion pueda fer zelo verdadero!
La
maligni-
dad del corazon ,
el
mal
humor , la envidia , la emu·
lacion , el genio,
y
no pocas veces
el
maldito interés,
fon los que encienden un fuego que quema.,
y
no
pu-
rifica. Qg_ánto es de temer qwe el zelo ardiente fin com-
pafion ,
y
fin dulzura , fea una pura palion mal en-
mafcarada. Jefo-Chriíl:o tenia zelo:
y
no tenia dulzu-
ra Jefu -Chriíl:o?
O
qué error , el no cener liempre
a
la.
viíl:a eíl:e divino modélo
!
H.._rmanos mios, decia
el-
Apoftol,
fi
alguno de voforros fe
~kja
engañar,
y
cae
en pecado ; vofotros , que fois hombres efpiricuales,
dad-
le buenos
coníejos~
pero
fea con eípírim de dulzura:
In
fpiritu lenitatis.
Q!é
quietud,
qué
paz en las familias! QQé
dulzu–
ra en el comercio
o"e
la vida
civíl
!
~é
copiofo frurn
en
los trabajos Apoftólicos !
fi
reynara en todos eíl:a
important e virtud! De donde nacen las quej:is, las di:–
fenfiones , Lts enemHbdes
?
De
dónde nacen aquellas
rcmpeíl:ades que (antas veces fe refüel ven en piedra
y
en granizo?
De
dónde proyienen tantos enconos, (an–
CJ.s peüdumbres' fino del vicio opueíl:o
a
la dulzu ra?
Ah , Señor
!
y
quantas veces ha
pafa.dopor
mí
eíl:a
. triíl:ifsima experiencia. Será poíible que no he de amar
en
ade lante una
virtud
tan necefaria
y
can vencajofa ?
Será poíible
que
defpues de ums reflexiones
r:in
con·
duyences)
no
he
de
trabajar
eficazmente
con
el
focor·
¡,:o
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