Enero.
E
X
E fltC
re
1
os
MEDIT ACION
DE-
.i,,A
DVLZV R.A CHRISTIAN
.A.
PUNTO PRIMERO.
C
OnGdera que no
hay
virtud mas necefaria
a
uri
Chriíliano , que la dulzura ; porque
o
encierra
en sí)
oa
lo menos füpone todas las demás virrndes.
La humildad de corazon , que es como la
b:lfa
de
nueíha perfeccion ,·es iníeparalile de eíl-a dulce tran–
quilidad del alma . Eíl-a calma íirve de abrigo
a
la pu–
reza. L:i dL1lwr.i Gempre es fruw de una coníl:anre
morrincacion; aG eomo la pnciencia lo es de una <lul·,
zura inalterable. Por lo que coca
a
la liberalidad ,
fe
puede decir que es en parre el caraél:e r de eíl:a amabi-
o
lifsima virrud: no
luy
otra mas benéfica. Yen punto
de caridad , puede
lu
verla Gn du !zura
?
Pero qué virtud
hay
mas amable? No
hay
paGon
que no dome; no ha
y
namral tan á(pero , tan defabri·
do, tan feróz, que no le domeíl:íque; no
hay
genio tan
agrio, que no le endulce; no hay corazon tan duro, que
no le ablande; tan rebelde, que no
le
rinda : todo lo
avafalla) todo lo conquiíl:a: codo cede
a
la dulzura .
Gran error es imagina r que la feveridad fea fiempre
el mejor remedio. Mas llagas ha curado el aceyce, que
el fuego. De dónde n:ice que fe vean tan pocos niííos
bien difciplinados? De dónde nace que fe multipliquen
los vicios, los desórdenes en las Comunidades,
y
en las
farnifüs? No de otro principio , fino de que,
o
fe def–
cuida en la .ro.rreccion,
o
fi
fe reprehende, es fiempre
con defabrimiemo, con paúon
y
con
encono~