(DEVOTOS.
para
hacerme mas delinqüeme. Vos
me
ategurais que
Dia
XXIV.
debo aborrece rme
a
mí mifino,
fi
quiero fer vueíl:ro dif-
cipu lo. i Seí1or, yo quiero ferio;
y
defde hoy en ade-
Lrnce
fer~1
mi
vid:i. la prueba mas
concluyeme de
mi
fin-
céra voluntld.
PUNT O SEGUNDO.
C
OnGdera en qué groséro , en qué pernici oío error
incurriria ,una perfona, que oyendo eíl:as p·ala–
bra~
del Salvador:
El
que
viniere d
mí
,y
no aborrecíe–
n al padre
,
a la madre,
y
á
fu mifma
perfona
rio
puede fer mi
difciptelo,
fe perfüad iefe que podia fer
~er
dadero difcipulo de Cbriilo, fin cener eíl:e odio fanco,
cfie odio Evangélico, amandofe unicamente
a
sí mif–
mo, no dando lugar en fu corazon
a
orro objew que'
a
fu
ambician ,
a fi.tsguíl:os ,
a
füs proprios inrerefes. Ea,
pues, fufp_endamos por un momemo nueíl:ras anti guas
preocupaciones. Vaya
a
un lado por un inílanre la au–
toridad de nuefrro amor proprio. No fomos noforros
los que incurrimos en eíl:e error? H1cemos por ventu–
ra oua cofa?
~eremos
acafo mas que aquello mif..
mo que efl:amos condenando?
Ah
!
que eíl:<unos de tal manera enamorados de
nofotros mifmos , llenos de noíotros mifinos, efclavos
de noforros mifmos, que fomos, por decirlo aG, idolos
de noforros miíinos, quemandonos incienfo -, ofrecien–
donos votos, facrificandonos víél:imas
;
fiendo
b
prime–
ra que fe facrifica nueíha propria falvacion ,
y
los in–
terete de Dios.
Si fe coteja nueíl:ra conduél:a con la de los S:mtos
Martyres, quien no dirá que tuvieron otro Eva ngelio?
Digamo~lo
mejor:
el
Evange lio es
el
mili.no;y
por Jo
Ccc
2
mi1:.