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s. ·
34- 9
cuerpo defübba , aibdi:t mucha fuerza
a
la
viol~ncia·
Di.l
XXII.
del fuego :
y
como
fi
aquel conjunto de tormentos no
baíl:afen
a
caufarle un dolor agudifsimo
y
cruel'
c ~li-
O:lban los verdugos de avivar(ele ,
11
nandole de fal-bs
llag:is,
y
las heridas.
Permanecía Vicente inmoble , los
ojos
fijos en
el
Cielo ,
y
el femblame rifüeilo , adorand.o
y
bendi cien–
do
fin
cefar
al
Seí1or en aquelb pofhir:i.
de
inmobcion
y
de viélima. Pero como
la
m:mo del todo pode rofo
fe
¿efcubria
tan
viíiblemente en la alegria
y
en
1:1
conílan–
cia del fanto
Marcyr,
no podía permanecer expuef.to
por mucho tiempo
a
los
ojos del público
un
e(peétácu-·
lo que tanto defacrediraba el culto de los Id0los. To–
dos admiraban la fuerza prodigiofa del paciente ,
y
haf-·
t.l
los mifmos Gentiles clamaban que aquello no po–
clia fer Gn gran milagro. De fuerte que fe vió preci–
fado D ac iano
a
mandar retirar al inviélo Diacono.
En~
cerraronle en un
ol
fcuro
calabozo, donde le rendieron,
para defcanfar_, Cobre pedazos
de
hierro , con fevér:i
prohibicion de
que
no fe le diete el menor alimento,
ni el mas li gero a li vio. Pero el Señor wvo providen–
cia
de
fo
ftervo; porque de repente
bajó una
celet'–
tial luz, que diGpó las tinieblas del calabozo,
y
al
níif–
mo tiempo derramó Dios en el alma <le aquel
He–
roe
una divi n:i dulzura, un coníi.relo de fuperior or–
~er:, qt~e
le
inu~dó
de
aleg1~ia.
Hallófe de repente
rf
f–
t1tU1do a
fo
anngua robufiez ,
y
mejorado en
fo
¡\:i–
tur:il hermofüra , exh:ilando de
fü
cuerpo un
fuav~f..
fimo olor, que llenaba
de
fragrancias aquel lugar he–
diondo. Baj:iron
a
hacerle compafüa efquadrones de
Efpíritus Angélicos ,
y
fe
dej1ron percibir los celefti;des
d mcicos con
que entonaban
alabanzas al
Seíior,
de m2-
nc·