E.X
E
<JZ.
e
le I o·s
E11ero.
es el que introdujo la ópinion de que cue!h mucn6
fer devoro; que el fervir
a
Dios es cofa durfi; que hay
1ªJUChos moníl:rnos que vencer en eíle ca.mino; que no
fe
d~
pafo en él fin füdor
y
fin violencia. Eíl:a
geri~
gonza de moda , que es tan comun en el figlo que cor-–
Jíe ' defalienta,
a
muchas almas tÍtnidas ; mantiene
a
los
qifolmos en (us des6rdenes ;
es
injuriofa
al
foberano
Dueño
a
quien todos fervimos;
y
es mas pernicioía
de lo que com1mmente
(e
pienfa.
Un San
Pablo en
el
deftei:ro ;
,un
San 1:,.uis·en el
Trnno
¡
ramos mill:ires
de
Santos ,
y
de Sa\}t:ts de todos eíl:ados
y
cond'iciones,
hablan de la devocion muy de·
mra
manera que los
clefenvuelros.,
y
que
las mugeres del mundo..
A
quié·
nes havrémos de creer? Dices que
tú
nunca experimell'<
tafte efa
dulzu.ra,o
~
lo menos efa faci lidad en la
práé.l:ica de la virtud.
Y
dime, qué has hech0 para
merecerlo? Efrá todávia efe pal·adar muy faboread1:1 con
el largo ufo
de
los imípidos , de los infulfos placéres
49
mLJn~o.
Aún eíl:ás enfermo,
o
p0r lo menos
eíl:~
convafeciente;
y yá
quieres tomar guíl:o a las dulces
alegrias del Cielo? Sirve
a
Dios con fervor,
y
con per–
feverantia.,
y
le fervirás con placer.
2
Ama,
y
pralHca
e1
recogimiento interior.
Sin
él
t0da devociones füperficiat
Huye
eL
tumulto,
y
la .
diíipaci0n de los fentidos : entregare al retiro , que el
ayre del mundo es fiempre contagiofo
a
la
fal
v:icion :
a
lo menos
nunca
te expongas
a
él lino por
el
fer vicio
de Dios;
y-
aun entonces el mifmo Dios nos obliga al
recogimiento
int~rior,
como
a
un prefervarivo nece–
fario. Dá principio con !a refolucion de evitar quanto
p_uedas los concurfos
gtandes ;
mortifica
tu
curiofidad
en
punto
de
novedades,
y
d~
querer Caber
lo
que
pa-