Enero.
J
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EXE(](CICIOS
Adorémos los abatimientos de nueíl:ro Divino Sal–
vador; pero avergoncémonos, corramonos, llorémo3
el horror con que nuefho orgullo ha mirado háll:a aqui
fas humillaciones
y
los abatimientos. Solamente los
ré–
probos fe efcandalizan de la humildad de Jefu-Chri!to.
-On corazon puro, un alma fiel nunca defcubre me,..
jor la virtud de la Divinidad, como dice
el
Apoíl:ol,
que en medio de la humillacion. Entre ellas fue Chriíto
reconocido por verdadero Hijo de
Dios
,
y
entre ella.s
rambien hemos de fer nofotros reconocidos por verda–
deros difcípulos de Chriíl:o :
Aprended de mí.
(
nos
dice el mifmo Señor)
que
Joy
manfo
,
y
humilde de
coraz.gn.
Me he aprovechado mucho de eíla divina lec–
tion ? Es la humildad
el
caráél:er que difüngue
a
los
·verdaderos Chrifüanos: fin
ella
no
hay
virtud verda–
dera. Mi Dios!
y
quánt.o he gaílado inutilmente,
p~r
no
luver fundado fobre eíl:e sólido cimiento.
Ah Seí1or
!
y qué vanidad tan necia es la mia. He
pecado,
y
no quiero parecer pec:idor. T efügo fois de
.mi
·arrepentimiento:
bac.edque
con
el
focorro de yuef–
na divina gracia fea !incéro. Muchas veces he fido
humillado fin fer humilde. Ayudadme ., Señor,
para.
·que
fea
hu~ilde
íie1'hpre que fuere humillado.
JACULATORIAS.
Magnus e(l
Domini~s ,
&
laudabilís nimís.
Pfal.
47.
Grande es
el
Señor ,
y
digno de fer infiniramenre
alabado.
Tu
es
ipfe
Rex meus,
&
Deus
meus.
Pfalm.
·4
3.;
Vos , Seí1or , fois mi Rey ,
y
fois mi Dios.
PRO=l