(D E VOTOS.
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Príncipes mas religiofos, por los mas fabios del mun·
Dia
VII.
do, qué prueba mas fenfib le , ni mas ilufüe de
fu
Divinidad!
O
gran Dios
!
Y
qué poco cafo hace del parece'r
de los fe ntidos una fé viva, una fé ardiente !
~é
m a:–
ravillas no defcubre en codos nueílros Myíl:erios
!
Ne–
cefariame nre ha de fer muy débil, muy apagad:i nuef–
tra
fé quando nada nos hace fu erza , fino lo que entra
por los ojos. Pero ah ! que nad:i debilita tanto la
fé
co•
mo el deforden de las cofiumbres.
PUNTO SEGUNDO.
·cOníidera que el Bautifmo de J efu-Chriíl:o no fue
el menor de fus abatimientos,
y
aun puede fer
que fuefe uno de los mas fen fibles. Es claro que
fo.
lamente los pecadores tenían necefidad de aquella puri–
ficacion : ninguno la praéticaba que no fe reconociefe
culpable,
y
que no fuefe reconocido por ta l. Fuera de
efo,
no parecía decente que
el
Salvador del mundo ,
el
·Mesías , fe hiciefe como difcípulo de San J uan Bami11a.
Sin embargo , ni fe defdeña de mezclarfe entre los pe–
cadores , ni rehufa oír los Sermones de
fü
Precurfor ,
y
recibir de
fus
manos
el
bamifmo.
~é
acóon mas
abarida p:ira el Salvador ?Pero entonces puntualmen–
te fu e quando
a
Jefu-Chriíl:o fe le declaró , fe le co–
noci6 publicameme por lo que era. El Bauriíl:a fin ha–
verle viíl:o antes, le confesó por fo Salvador; el Pa–
d~·e
Eterno le publicó por fo Hijo; el Efpír im Sanro bajó
vtliblemenre fobre él en fü:rura de paloma.
QQizá
no
logró jamás
teíl:imonio m;s
autént ico ,
ni
mas viúble
de
fu
Divinidad.