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LA PROPHECIA DE ISAIAS.
nostro
?
i
et
brachium Domini
cui
revelatum est ?
2
Et
ascende t sicut virgul–
tum coram eo ,
et
sictit
radix
de terra
sitienti :
non est spe–
~ies
ei , neque decor : et
v:idi- ,
mus
eum ,
et
non erat
aspeCtus~
et desideravimus eum :
3 DespeCtum " ,
et
ovissi–
mum virQ!Um , virum
dolorum,
et scientem infirrnitatem:
et
qua–
si absconditus vultus eius et
despeCtus ;
unde nee reputavi-
mus
4
ipse
eum.
Ver
6
languores
tulit , et dolores
nostros
nostros
·cste tfrulo :
P assio Iesu Christi secu1
dum lsaiam
;
porque habla en 61 com ·
ai hubi era estado presente a tod a ella.
Comienza pues el
rnpheta admirfodose
de que serian muy pocos los J udfos que
darian credito a Jo que
el
ent6nces les
p rop hetizaba , y despues les predicarian
l os Ap6stoles acerca de
J
esu Christo
y
de la omnipotencia de Dios , que quiso
fe 1naoifestase en
el y
por el.
· '
Sefiala la causa par la
~ual
no Io
· creerian Jos J udfos ; porque es os habien-:–
dose figurado en un sentido carnal un
Messfas grande , conquistador ,
gloriaso~
que las librase del yugo de los Roma-
11as ; Isaias les propone un Messfas hu–
mild e , pabre , abatido ,
perseguido,
m altratado , crncificado; pero grande,
conquiH.idor, gloriaso ,
y
q.uevendria a
librar al mundo del yugo
&l ierrtonio;
y
por esta razon eran pocos los que d aban
credito a
SUS
palabras. El Christo
0
Mes-
5laS,
dice
I sA IAS
1
que ha d e dar la
v·~a
al muodo
'subira de/ante de
el
como
'en
tierno renuevo
,
y nacera por sola la vir–
t ud de D ios, porque no t endra Padre so–
h re la tier ra , seri cancebido por obra del
Espfri t
:s;;anto :
y
como
un pimpollo de '
ona
raiz
,
b ro t ara
de una tierra seca
,
de
coa Madre Vfrgen , camo de una tierra
no arada ni regada, si no solameote fecun-
a
Marci
IX,
II.
oida
?
2.
y
el brazo del Senor a
q uien ha sido
revelado
?
2
Y subira
como ·
renuevo
delante de
el
1
,
y
Como
raiz de
tierra sedienta :
no hay
parecer
en
el'
ni
herroosura :
y
v!mos–
le ,
y
no tenia figura
2
,
y
des–
conocimosle :
3
Despreciado
3
,
y
el pos–
trero
de los
hombres ,
varon
de
dolores ,
y
q.ueconoce el pade–
cer :
y
com
o escondido
su
ros–
tro
4
y
desechado ; por lo que
no hicimos aprecio de
el.
4
En
verdad
tom6
sobre si
nuestras enfermedades
s
)
y el
d ada con el rodo del 'Cielo. Y asi creceri
este pimpollo hasta cumplir trei nta
ifios,
humilde ; pobre , desca nocido , como si
fo era hijo de un Artesano , sin manifes tar
al mundo cosa que arrebate las ojos nin–
guna· exterior muestra de grafideza , co–
mo las que se registran en Jos que nacen
para ser Prfocipes o Saberanos.
3
Toda lo que se sigu·e conviene mas
bien a Jesu Christo en
Slil
pasian
y
en stJ
trtuene .
Y
d esconocimosle
:
tan desliigura–
do le tendrin las tormentos que padece–
ri
par las hombres. Otros exponen esto
supliendo la negacian que precede
!
y
no
h abia en el cosa que arrebatase
la
vista,
ni que nos le hiciese estimar ;
y
par esto
no le apreciamos.
3
V !mosle desprectado
y
repotacfo
como el mas vii de
l~
hombres , cerca–
do por tadas p artes oe dolores '
y
que
sabe par experiencia lo que es padecer.
4
Y como no hombre , que afrentado
de la miseria y oprobrio en que
Se.
ve,
SC
avergiienza de s1 mismo. En lo que. se ha·
ce alusipn a los Ieprosos , que segun la
Ley dtoian ir coo las vestidos desc·osi–
dos , la cabeza desaoda , y el rostro cu–
bierto.
Levit .
xrrr.
45 .
5
Los Lxx. y
1.
PETR. II. 24.
Niees–
tros pecados· ,
esto es, las penas que no–
iotros mereciamos por nuestros pecados.
b
Malllza~i
v11
r.
17.