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MECANICA.

mui poco del invento primitivo, y

que apesar de las

fatales conse–

cuencias a que puede dar lugar su

imp erfeccion, poco o nada se ha h e–

cho hasta ahora para evitarlas . Una

casa cuyos muros se componen d e

ladrillos flojo s, demasiado porosos y

fragiles no pued'e sost ener mucho

tiempo el peso de l a techumbre, d el

bakonage,

y

ni aun el de

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mue–

bles

y

habitantes. Otro mal inhe–

rente al mal ladrillo es la humedad

en que se impregna,

y

que ocasiona

enfermedades largas y pelig rosas.

No hace mucho tiempo que un cele–

bre doctor Ingles ha presentado al

publico el numeroso catalogo de las

dolencias que se contraen en las ca–

sas humedas ,

y

si le h emos de dar

credito, pueden considerarse estas

como un azote no menos destructor

que la p este y la fiebre amarilla.

La fragilidad y la calidad dema–

siado absorbente de

los

ladrillos

depende de tres causas.

l. La mezcla adulterada del ma–

terial, h echo con el

ob~eto

de

ahorrar el consumo del barro.

2.

La falta de tin o y atencion en l a

preparacion de la mezcla,

y

en la

separacion de las piedras, pajas

y

otr os cuerpos estraños, de lo que re–

sulta que oponiendose estos a la

consolidacion del ladrillo, al tiempo

de cocerse este, se presentan rajas

y

aberturas en todos sentidos.

8. La

flog edad del compuesto , por falta

de un grado suficiente de presion.

Este ultimo defecto nace p rin cipal .

mente de la prisa que se dan los

fabricantes, de modo que aunque la

mezcla fuera <le la mejor calidad

vosib le, el ladrill o seria imper fecto

por no tener la solidez necesaria.

No eti estraño que la pres ion sea in–

completa si se hace a mano, o con

toscos amaños y groseros utensilios;

y

he aquí de donde ha nacido la idea

de aplicar la fu erza mecanica a la

construccion de los ladrillos.

De cuantas maquinas se han in–

ventado h asta ahora para conseguir

este P-fecto, ninguna ha merecido

tanto la aprobaci:on de los inteligen–

tes como la inventada por Mr. Leahy,

que es la que se halla r epresentada

a

la

cabeza de este artículo. La ha

adop tado para su uso la

Compañia

general de lach·illos de Londres,

de

que se provee n en la actualidad las

innumerables casas, o mas bien pu–

dieramos decir, barrios enteros, que

se alzan di ariamente en esta capital

y en sus cercanías.

E l mecanismo

de

l\'lr. Leahy

r eune : l . una serie de operaciones

p ara amasar el b arro, cortar

y

amol–

dar el ladrillo,

y

colocarlo, ya hecho

de un todo, en el sitio en que ha

de secarse, sin necesidad de emplear

la mano del hombre.

2 . Un nuevo

metodo de secar

y

cocer el ladrillo,

por med io del vapor del agua ca–

liente.

En la estampa que presentamo:; a

nues tros le ctores,

a

es la rued'1 que

p one en movimiento la maqui na, re–

ciuiendolo de un a de vapor, o si se

quiere de otro movil.

La caja o

deposito

b

es el sitio en que se

mezcla

y

amasa el harro . Con este

ob.:;eto, está provista en su interior,

de una serie d e barras u hoj as de

acero, las unas fij as en el ege hueco

e,

las otras en los lados interiores del

deposito.

Cuando el ege da vuelta,

por medio del movimiento que le

comunica la rueda

a,

sus barras pe–

culiares pasan por entre las otras.

E l barro entra en el deposito por

medio de una. sarta <le cagilones o

cubos, como los que se usan en las