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EL
HOMBRE
no puede dexar ' de ser licito
;et de-
seo
de
adelantarse cada uno en
el
empléo,
Ú
en1pléos en que se
hu-–
viere exercitado , se nos ofrecen dos
graves inconveniente's en' el 1110do
que se haya de' tener para 'conse–
guirlo; porque si nos aplican10s uni–
caU1ente
á
que nuestra virtud, tra–
bajo
~
é
inteligencia nos ,hagan ca–
paces de
qualqu~er '
adelantaluiénto,
despreciando enteran1ente el cortejo
de los Principes, Ministros ,.
y
Cor·
tesanos , poderosos
~on
ellos, ha–
llarén10s en todos tien1pos,
y
Cor–
tes triúnfante lnuchas veces el
fa· ..·
vor ',
y
otras tantas opreso,
y
des–
vaneé~do,
yá que
110
despreciado
el
ll1ayor
l~erito,
y deslucida.
la
lnas
en–
tera virtud. ' Pues C01110 no hay cosa
en
esta vida, por cierta que
sea . , -
á
quien la lualignidad
de
los hOlubres·
no pueda
d~r
otro viso,
y
el
tUlnulto
-4c
los.
Cortesanos. sigue :
si.empre
la
\
voz ·
.'