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EL
HOMBRE
gar tener sielllpre delante de
los
ojos
quanto alUl1enta nuefl:ras
r–
fecciones el a1110r proprio ,
y
quánto
dis111inuye al 111is1110 paso nue tros
defeétos; CQn cuya prevencion po-
.drá nuestra razon hacer juicio cier–
to de nuestras co as, dis111inuy n-–
do en las favorable
,y
añadiendo
en
las
contrarias, que es lo rnisn10
que
los
otros ,. segun la naturaleza
hlunana , .haran , qU3ndo nos c nsi...
deraren.
Y
pasando
a
individualizar
las cosas sobre que deben10 hacer
reflcxion para nuestro conocin1i nto
proprio, s'era la pritllera nuestr na
cinliento, despu s nuestros
p3ren–
tescos, an1istades,
y
otra c;ep n–
dencias, que vienen
á
ser con1
otras tanta cad nJ las ,
i
qu po–
deulos considerarnos ligados
d
que nacell10S ,
y
e que el verda–
dero conociLl1iento nos es preciso
en todo el curso de nuestra vida,
p;J