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cion,
y
que no
ldriG
de
man~ra
alguna potible qus ea:is–
tiera la creaci(m rin
d
mal,
porque el bien absoluto
y
perfecto solo está en Dios, así como la claridad solo
está en la luz,
y
si hay 1ombra ts únicammte porque
1xitten otros cuerpo• fuera de la luz.
Por supuesto que
asi como
Á.
medida que se va aoer01\ndo un onerpo
hacia la plenitud de la luz, va haciéndose la sombra
ménos intensa; de un modo análogo mientras mñs se
acerca un hombre al bien en toda su plenitud,
ó
soa
á
Dios, mil.s se aleja del mal, ménos imperfecto va
siendo,
y
convirtiCndose en un hombre mejor. Estas
transiciones sucesivas del mal al bien, en el sér hu–
mano, tiensn por límite el fenómeno de In.
santidad.
-Un objeto qué intercepta la luz no solo proyecta
sombra, sino que lleva la sombra en sí conjuntamen–
te, esto es,
se cau&a sombra
a
s·Í
mUmo:
de igual ma–
nera el ser que obra el mal
ó
que perjudica
it
otro,
Be hace mal
o
se perjudica
á
sí propio. Esto prueba
que todo instrumento sufre: la herramienta que cor.
ta la madera se amella ; el verdugo es aborrecible.
5.
Dlcese oon mucha frecuencia que los extremos se
tooan
y
que todo extremo es vicioso. Esta es uno.
verdad que se puecle demoatrar
maten~eiticammt4.
Tra–
cemos una circunferencia sobro una hoja. de papel,
que en seguida suspenderemos de una punta : que·
dará. la. circnnferencin. en posicion vortical, esto es,
oomo una argolla colgante. Supongamos que el bien
absolqto,
ó
la perfecta virtu\l, se halla únicamente en
el punto más alto ;es olaro que dos seres que descion·
dan en direcciones opuestas irán perdiendo por gra–
dos su'bondlld
ó
virtud,
y
que al llegar al extremo
opuesto la habrán perdido enteramente, es decir, ha·
brán llegad9 dot¡,<le se hall¡¡ el malabsoh¡to,
ó
el com-