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ALEJANDRA BALLON

«[...

]No, antes tejfa, despues de la operaci6n ya no. [...] Me

duele, es mucha fuerza con la

kallwa,

me duele mucho la cintura, porque

choca aquf (sefiala el vientre) cuando me amarro» (Francisca Melendez.

Entrevista N.

0

102347).

21

La raz6n principal de estos testimonios es que dicha tecnica

prehispanica consiste en que las mujeres aten un telar a la altura de la

cintura para poder realizar sus tej idos cotidianos, despues de la cirugfa

estas sufren multiples dolencias a nivel del vientre (donde se ubica

la cicatriz de la operaci6n), y el golpe que es necesario para crear el

tejido -que se arregla ajustando constantemente las hilos, dirigiendo

la fuerza hacia el vientre- potencia el dolor corporal y lo agudiza.

Algunas, pocas, continuan la practica del tejido en

kallwa

con mucha

dificultad, siempre y cuando se amarren el telar a las costillas en vez

de a la cintura, pero esto tambien les causa fatiga general y les corta la

respiracion en cada golpe, lo que reduce drasticamente su producci6n.

Antes de la operaci6n las mujeres tejfan constantemente, lo

cual les generaba una entrada econ6mica y reafirmaba su identidad

cultural local. Desde la operaci6n esta practica se limita a ocasiones

esporadicas produciendo una considerable baja econ6mica en su haber,

ademas de una quiebra generacional en la transmisi6n del conocimiento

textil: el vfnculo entre abuelas, madres e hijas se ve irreparablemente

interrumpido cuando la madre no teje mas. Las hijas no aprenden desde

nifias a tejer; por ende el valor de esta practica y de las costumbres

locales que la hacer1 posible se quedan sin la rafz que las sustenta.

Tentados por los drasticos cambios de la modernidad, los j6vencs

no reconocen el sentido de estas practicas y piensan mas en la moda

(industria textil) antes queen la recuperaci6n del patrimonio y legado

ancestral. La perdida de los valores y costumbres locales es tambien una

de las razones que los induce a migrar del campo a la ciudad.

Cabe recalcar que para las mujeres del campo que viven en

extrema pobreza, este desgarramiento y ruptura vital significa la perdida

21

El testimonio completo lo pueden encontrar en el Anexo

I.

Testimonios Piura, al

final del libro.

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