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Prólogo
Desde la fundación de la primera ciudad española en el
Perú, en 1532, hasta la aparición del primer impreso peruano
trascurrieron cincuenta y dos años, en los que la agitación del
ambiente social y político no impidió la circulación de gran
cantidad de libros ni el avance intelectual de la nueva sociedad.
Lohmann Villena
*
nos refiere el remate que se realizó el 19 de
febrero de 1542, en la plaza pública de Lima, de los libros que
habían pertenecido al Obispo Valverde, siendo uno de ellos
Obras
dramáticas de Terencio
, adquirido por Juan Diez de Betanzos, el
futuro cronista. En el mismo artículo nos ofrece Lohmann otro
dato interesantísimo: el primer negocio de libros, establecido por
aquella época en Lima, estuvo a cargo de Agustín de Zárate y
tuvo tal acogida que dio lugar, a su vez, a la actividad de
encuadernación con resultados bastante lucrativos.
El 12 de mayo de 1551, apenas tres años después de la derrota
y ejecución de Gonzalo Pizarro, y el consecuente fin de las guerras
civiles, se creó en estas tierras la primera universidad de América:
la Real y Pontificia Universidad de San Marcos; y en abril de
1568 se inauguró el Colegio de San Pablo, que llegó a poseer una
biblioteca riquísima.
La dinámica de estas instituciones, ciertamente, fue creando
la necesidad del funcionamiento de la imprenta en el virreinato
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Lohmann Villena, Guillermo. «Libros, libreros y bibliotecas en la época virreinal».
En:
Fénix
, Lima, n° 21, 1971, pp. 17-24.