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de la
Patria,
y
de
la
buena
fC
del Gobierno ·que
solic"ita salvarla.
i
Y
en
que se
em'puerca
~ ·
En la
miBerahle
cantidad de
$
167 4 que
lo
cubrirán de
eterno baldon.
Esa ·querella criminal que tanto se vocifera
y
con la
que se
pretende alucinar, no
es
por
cierto la denuncia de ¡ningun libelo
infamato–
rio, no el afianzar una calumnia. que no exis–
te, no el acusar crimcnes cometidos por nosotros.
El
origen
de esa
<1uerella crimina], füé una nota
escrita con decencia, que le pasamos, pidiendo–
le
aclaraciones sohre algunas partidas,
á
la que
contestó,
que las daria despues que le hiciesemos todos
los
cargos reunidos;
y
en seguida se presenta crimi–
nalmente contra los que le piden cuenta de Ja
inversion d-a
su
plata, de esa plata
de
que dispo–
nía el ·,Señor l\'lalamoco sin traba ni responsabili–
dad.
Una persona
decente
que estimase en algo
su
nombre, habria aclarado las dudas, sastifecho
plenamente
á
los
cargos,
y
despues demandar la
satisfaccion
que
gustase
de los que
le habian ofen–
dido
con
sus
sospechas; pero presentarse crimi–
nalmente
contra los
que le exijen
las
cuentas,
es
una prueba mas para aumentar los recelos.
No–
sotros en la cuestion no estamos desnudos de au–
toridad para exijir
f:~stas
aclaraciones: somos abas–
tecedores
contribuyentes
á
estos gastos,
y
como
tales podemos hacerlo;
y
somgs individuos de la
iunta
directiva
nornhrada
por
el
gremio, para
ve–
lar
por
sus .
intereses
y
tomar
residencia
á
los
que
los rnaneiaron anteriormente. Esta querella ten–
drá por ·resultado el rubor
y
Ja verguenza del que
la
entabló.
Multitud de escritos en los periódicos, boste–
zos de una
hidrofobia voraz
(¡tie
los atormenta,
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